En días recientes se pospuso la votación al dictamen de la Ley General de Aguas, otros de esos “ajustes” que no “privatizan, solo modernizan” lo cual abre un episodio más de rapiña en el paraíso empresarial del neoliberalismo en Latinoamérica.
El proceso de desmantelamiento sistemático del Estado por parte de los gobiernos neoliberales ha sido gradual, para que nadie lo note. Hay quienes todavía no logran comprender la gravedad de la entrega del petróleo y ahora es el Agua el tema de discusión. La tirada priista pretende permitir que legalmente la iniciativa privada se encargue de la administración y suministro del vital líquido y aunque sabemos que así sucede (en la penumbra), ahora se busca legalizarlo.
Desde que México adoptó el modelo Neoliberal como estrategia de desarrollo, en el mandato de Miguel de la Madrid Hurtado, se han privatizado recursos naturales presidente tras presidente y los fracasos económicos y sociales para el país, son palpables.
El argumento del libre mercado para defender estas estrategias de desarrollo, son mera charlatanería. El terreno está repleto de corrupción y desigualdad social, en gran parte provocado por la falta de regulación del mercado mismo. La libertad de mercado somete a la mayoría a intereses particulares y le brinda ganancias exorbitantes a unos pocos a costa de la miseria de otros. No es ninguna casualidad que México sea un país de millonarios “de primera” con los vergonzosos niveles de pobreza en el país.
Valdría la pena comenzar a valorar alternativas de consumo del agua y hacer política en el día a día mediante un boicot económico a las grandes empresas que acaparan los recursos del país.
México presume éxitos en obesidad no por herencia ni por destino, sino por su manera de consumir entre otras muchas cosas: agua contaminada con azúcar y saborizantes artificiales, diseñados para causar adicción y dañar la salud.
El gobierno mexicano es famoso por entreguista. Transforma la necesidad social en un negocio privado. Un recurso natural está destinado a ser parte del desarrollo humano y el agua es fundamental para la vida y es un derecho humano.
La novela económica del país promete éxitos en el futuro, la clase política y la oligarquía se adjudican la propiedad de los recursos del país y el discurso no convence.
En México cada vez cuesta más, vivir peor.
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