“Me pusieron un sinfín de trabas para dejarme trabajar”, contó
Sin embargo, al final logró instalar su taller en el parque pues su familia vive de ese negocio
El taller de Vicente Yáñez sufrió algunos daños durante el terremoto del pasado 19 de septiembre; ahora, como hace 27 años, todavía tiene las manos manchadas de grasa, cerca de él hay una lluvia infinita de tuercas y herramientas por todo el suelo, además de bicicletas viejas en espera de ser reparadas, pero no todo es lo mismo, pues su lugar de trabajo ha cambiado: ahora labora en un parque.
Luego del movimiento telúrico, su pequeño taller, herencia de su suegro Hilario Orozco, quien lo fundó en 1935 cerca del Parque México, en la colonia Condesa, debió cerrar luego de décadas de servicio que ni el temblor del 85 interrumpió.
Por lo anterior, metió en una caja grande de plástico sus herramientas, y trasladó el ‘Taller de bicicletas Orozco’ a una banca de piedra del parque México, en la cual apenas caben dos personas sentadas
“El sismo lo viví como si fuera una película de terror”, relató Vicente a Animal Político.
“Cuando vi todos los destrozos que causó en los edificios de alrededor pensé: ‘Ya nos quedamos sin trabajo. No nos van a dejar volver al taller’”, continuó.
Su intuición fue cierta. El edificio vecino de siete plantas, de la calle Sonora 149, colapsó parcialmente y además se recargó en el viejo inmueble el cual alberga el taller y una pequeña cafetería la cual también debió cerrar sus puertas.
Aparentemente, el edificio de su taller no presenta daños estructurales graves, comentó el mecánico. Pero hasta que se resuelva la situación de Sonora 149, no podrá volver a su negocio.
“Después del sismo pasaron como dos días en los que estuve pensando qué podría hacer para salir adelante, porque mi familia vive de este taller. Así que, después de analizarlo mucho, me dije: ‘Pues no me importa, me lo llevo al parque'”, afirmó y fue así como se instaló en dicho lugar para seguir con su trabajo.
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