Esperan que el veneno bloquee los canales iónicos de los espermatozoides para afectar de manera negativa su movimiento
Los anticonceptivos están enfocados a alterar el funcionamiento del órgano femenino desde hace 6 décadas, por ello este proyecto es relevante por una cuestión de género
Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) investigan venenos de animales ponzoñosos para determinar cuál es el que logra bloquear los canales iónicos de los espermatozoides para afectar de manera negativa su movimiento y crear así un anticonceptivo masculino. Hasta ahora la mayor promesa es el veneno de cobra.
Aunque existen trabajos relevantes a nivel internacional para lograr un anticonceptivo masculino, los investigadores se sumaron a estos esfuerzos hace tres años y medio desde un enfoque distinto al utilizar toxinas de animales venenosos para controlar la fecundidad.
El proyecto comenzó en el Laboratorio Nacional de Canalopatías, en donde los científicos ya han logrado aislar 950 fracciones diferentes de venenos de arañas, alacranes y serpientes, de todas ellas han probado 317 y tres tienen efectos sobre un canal de calcio del espermatozoide, la toxina de la cobra es hasta ahora la candidata más fuerte.
“Encontramos que la toxina que tiene un efecto más potente sobre ciertas formas de respuesta que presentan los espermatozoides es, precisamente, la que sale de una cobra”, precisó Arturo Hernández Cruz, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM y agregó que se han hecho pruebas con espermatozoides donados por hombres de entre 18 y 30 años.
“Para que veamos el anticonceptivo ya en forma disponible en la farmacia podrían pasar entre cinco y diez años más, ya llevamos más de tres años trabajando en esto, y todo va a depender de qué tan rápidamente cursemos con las siguientes etapas, todo esto son etapas preclínicas, después se van a tener que hacer estudios más específicos, viene la parte clínica y luego pasar normativas, reglamentaciones de la Cofepris, por ejemplo”, explicó.
El hecho de que sea reversible es una de las ventajas del anticonceptivo masculino que pretenden desarrollar.
“Por supuesto que la idea es que este anticonceptivo sea pasajero, que después de un tiempo, la toxina se elimine del organismo y los espermatozoides nuevos que se producen funcionen con normalidad, entonces el otro aspecto importante es que el anticonceptivo sea reversible, que no produzca una alteración permanente en los espermatozoides y eso equivale a otros métodos anticonceptivos femeninos que también son reversibles. Podríamos inhibir de una forma específica y efectiva la fecundidad sin alterar prácticamente la función del hombre”, detalló.
Según el especialista, esta investigación es importante por una cuestión de género pues los métodos anticonceptivos están completamente encaminados a alterar la función del organismo femenino.
“Ha habido un esfuerzo de muchos años que ha culminado en anticonceptivos eficaces, económicos y de muy fácil implementación, el problema es que afectan funciones cruciales de la fisiología femenina, eso trae consecuencias que son desfavorables desde todos los puntos de vista, y es importante que se vaya corrigiendo eso, hacer algo más equitativo, más parejo, que haya la posibilidad de tener anticonceptivos masculinos que puedan competir en términos de efectividad, eficacia y costo, es un poco tratar de balancear cómo está repartida la responsabilidad en el control de la fecundidad”, afirmó.
Arturo Picones Medina, director del Laboratorio Nacional de Canalopatías, coincidió en que ya han pasado seis décadas desde la creación del primer anticonceptivo oral femenino y ya es tiempo de buscar equilibrar la balanza.
“Hoy los anticonceptivos se orientan al cuerpo femenino, pero son hormonales y entonces afectan no sólo al blanco que son los óvulos sino que alteran la funcionalidad del cuerpo femenino, entonces por qué no buscar en el otro lado, en los hombres, que tenemos células que cuando están actuando en su función reproductora no están dentro de nosotros, las expulsamos y para colmo de mal o bien, esos espermatozoides tienen dos moléculas, entonces uno puede atacarlos sin atacar a ninguna otra célula en el cuerpo del hombre”, finalizó.
Fuente: Excelsior
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