En muchos trabajos sólo le ofrecían 6 mil pesos al mes
Valeria Carrillo dejó sus estudios en Letras Hispánicas por falta de dinero y comenzó a tocar música en la calle, en donde la ha ido mejor que en trabajos de oficina
Por Juventino Montelongo
Valeria Carrillo tiene 27 años de edad, comenzó a estudiar Letras Hispánicas en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero por falta de dinero tuvo que posponer sus estudios. “Para terminar de titularme sí es un varo”, se lamenta.
Debido a esto y en gran medida a su gusto por la música, desde hace cerca de cinco años comenzó a salir a la calle para tocar en restaurantes, bares, fondas y en realidad en donde le dieran permiso.
Primero intentó comenzar en trabajos que ella define como “normales”: pasar ocho horas dentro de una oficina en donde le daban entre cuatro mil y seis mil pesos al mes, con lo cual pagaba renta de un pequeño departamento ubicado cerca de la estación del Metro Misterios, en la Ciudad de México, además de todos sus servicios, comida, transporte y vestimenta.
Deja el mundo Godínez y comienza a tocar en la calle
Valeria asegura que es mucho más fácil sacar dinero de una tocada, que en promedio a ella le deja entre mil 500 a dos mil pesos, sumado al dinero que saca de tocar en bares y fondas, donde de hecho, se reúnen muchos oficinistas a comer.
“Por ejemplo, un día salgo a chambear a las 3 de la tarde, trabajo dos horas y saco 200 varos”. Sin embargo, todo depende de qué día salga o en qué fecha del año. “En quincena me va más chido, comúnmente salgo a la 1 y acabo a las 5 y me llevo 300 pesos en un día chido, porque también hay veces que salgo a la 1 de la tarde y cuando dan las 6 apenas tengo 170 pesos en la bolsa, cuando hay días que en ese tiempo saco 400”.
Beatriz es mexicana, tiene posdoctorado y gana 19 mil pesos al mes
Durante la primera semana del mes, Valeria dice que las mejores zonas para tocar son la colonia Roma y la Condesa, en especial los fines de semana, sin embargo, ella prefiera salir a tocar a Tlatelolco y Santa María la Ribera: “me parece que son dos circuitos en donde trabajas poco y te va bien”. En estos lugares, dice, lleva trabajando cerca de dos años.
“Si por ejemplo, tengo que pagar mi renta y estoy en ceros, ya sé que me tengo que salir más temprano y llegar más tarde y moverme a más lugares para que salga. Ya cuando pago la renta puedo salir más tarde”.
“En primera es algo que me gusta un montón (la música), es un oficio y una posibilidad para ganar varo más fácil, entre comillas, porque sí me ha costado, aunque al final es algo que disfruto más, que me gusta, me hace sentir yo misma”, dice.
Comentó que a pesar de que no son las ocho o nueve horas que comúnmente las personas pasan dentro de una oficina, sí es un poco pesado porque tiene que caminar mucho bajo el sol o la lluvia, “aunque sí me gusta, ya que tú mismo te pones tu horario”.
Tomando en cuenta que, mínimo, tiene una tocada al mes de mil 500 pesos, y sólo trabajaría de lunes a viernes ganando 200 pesos al día, al mes estaría ganando 5 mil 500 pesos trabajando 40 horas, lo cual parecería poco, aunque al compararlas con las 160 horas que un oficinista pasa de lunes a viernes en un horario de 8 horas, ya no suenan tan mal.
Sin experiencia comprobable no puede conseguir trabajo
“Obviamente no tienes prestaciones u otro tipo de cosas que te asegura un trabajo formal en una empresa, aunque la verdad yo sí lo prefiero sobre todo porque sí está cabrón. Hubo un tiempo en el que estuve freelanceando pero sí ha sido muchísimo menos el dinero que he sacado”, además, se lamenta que si ahorita busca un trabajo en una empresa, por el hecho de no contar con experiencia laboral se lo van a negar, tal como ya ha ocurrido.
¿Pensaste dedicarte a algo relacionado con lo que estabas estudiando?
“Sí, era la idea, pero la música me fue dando más, por eso terminé dedicándome más a esto. Sin embargo, creo que uno entra a una carrera pensando que se va a dedicar a eso, no con la idea de que vas a terminar abriendo una fonda o a vender discos en Tepito”.
Pese a esto, cuenta que el haber estudiado literatura le ha ayudado muchísimo a componer sus canciones: “la música me sirvió de entrada como un oficio, y ya después me di cuenta que era esto lo único que podía ayudarme a solventar mis gastos”.
De hecho, gracias a su dedicación, desde hace poco más de dos años comenzó a participar con un colectivo de artistas llamado El Cerrojo, integrado por cantautores, músicos y actores de la Ciudad de México y el Estado de México.
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