Durante años vivió depilándose y ocultando su condición
La mujer padece el síndrome de ovario poliquístico, un desorden hormonal que hace el vello muy abundante
Leah Jorgensen, de 33 años de edad, durante años pasó depilándose el cuerpo porque se avergonzaba de la cantidad excesiva de vellos que tenía, hasta que un día por fin se aceptó tal y como es y mostrarse al natural al mundo.
Jorgensen padece el síndrome de ovario poliquístico, un desorden hormonal que hace que le crezca de manera abundante pelo en el cuerpo.
La mujer, originaria de Madison, Wisconsin, desde los 14 años tuvo que enfrentar las burlas de sus compañeros, quienes la consideraban un hombre. Por 13 años utilizó camisas de manga larga y pantalones para esconder sus vellos.
Depilarse era un acto muy cansado que tomaba horas, ya que tenía vellos en casi todo el cuerpo cara, pecho, barriga, brazos, piernas y espalda.
“Mi forma de hacerle frente a toda la vergüenza que sentía era esconderme. Por un largo tiempo, mi meta a diario era que el día pasara sin que nadie notara lo peluda que era”, confesó Leah al diario británico Daily Mail.
Esconderse de lo que era fue la mejor opción para ella, tuvo crisis de ansiedad, no permitía que la gente se le acercara para que no notara el vello de su cara. Por esta razón su primer beso lo dio a los 27 años y evitó ir al dentista por 12 años.
En diciembre de 2015, fue atropellada por un vehículo al cruzar la calle y cuando los paramédicos la atendieron, le cortaron su vestimenta y descubrieron el abundante vello que tenía en el cuerpo.
Desde entonces Leah entendió que a la gente no le importaba cómo se veía, ella solo era una persona a la que tenían que ayudar. “Ese episodio me sirvió para aceptarme”, recordó.
En aquellos años, Leah conoció a un hombre que la aceptaba tal y como era, lo que le ayudó a elevar su autoestima, aunque ahora ya no están juntos.
“Me dice cuenta que nunca me disgustó cómo se veían los pelos en mi cuerpo. El problema no eran los pelos, el problema, para mí, era la percepción que tenía la gente”, confesó Jorgensen.
La forma de ver la vida para Leah cambió, ahora se siente fuerte y libre, además espera que su historia ayude a otras mujeres que tienen su mismo padecimiento,
Ahora va a la universidad y renunció a su antiguo empleo para trabajar con niños autistas.
Lee la nota completa en Infobae
Sé parte de la conversación