Por Alejandro Páez Varela
En una galaxia cercana, las elecciones en el Estado de México fueron ayer y Alfredo Del Mazo se declaró ganador por 25 mil votos. Algunos dicen que podrían ser poco menos porque todavía hay varias casillas en disputa.
La oposición denunció desde anoche un fraude descomunal en el que involucra a Enrique Peña Nieto, Eruviel Ávila y Miguel Ángel Osorio Chong. Cientos de miles de ciudadanos fueron sacados de sus casas y llevados a votar por una organización milimétrica que esta vez estrenó operativo: como no hay casi observadores, se compraron representantes de partidos de manera masiva y se garantizó, con foto de celular, que cada uno de los llevados a votar, votaran por el PRI.
La autoridad electoral prometió investigar todas las denuncias porque, además, muchas son del PRI. Un ejército de abogados y representantes de casilla se prepara para presentar pruebas contra Morena, PRD y PAN e iniciar la disputa de casillas que perdió, alegando acarreo y actas alteradas. Lo mismo que la oposición, pues.
Los priistas pretenden saturar con recursos y papelería todos los canales para no permitir el avance de las quejas opositoras.
Definitivamente el PRI perdió el Congreso. No tiene manera de componerlo. Morena es la fuerza dominante pero no tiene control. Les siguen, casi empatados y en ese orden, PRI, PAN y PRD.
Delfina y Andrés Manuel reclaman fraude e insisten en que comprobarán su triunfo. Zepeda y Josefina también dicen que la chapuza fue histórica.
En esta galaxia cercana se ve muy difícil que el PRI suelte. Tiene las instituciones electorales en un puño y el tribunal, si es que fallara en su contra, lo hará cuando Del Mazo, hijo de Atlacomulco, ya sea Gobernador.
Apenas 25 mil votos por sobre Delfina. Sin segunda vuelta, con tantos partidos y sin ninguna alianza, Morena se habrá quedado a un pelito de hacer Historia.
Eso se prevé aquí, en una galaxia cercana.
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Pero la historia anterior no es una locura.
Sin alianzas, el PRI puede ganar con voto duro y estructura. Las encuestas dan a Delfina una ventaja de entre uno y un punto y medio. Una fuerte movilización priista –y la consabida chapuza– y se puede todavía remontar.
La esperanza para apostar contra el PRI es que el electorado salga de manera masiva y una parte migre, en las siguientes semanas, de Josefina a la candidata de Morena. Lo que dicen las encuestas es que es al PAN al que se le salen los votantes, al igual que al PRI, mientras que PRD y Morena cosechan.
Entonces no es una locura, tampoco, que esa migración se dé. Hay que ver si es masiva.
Una votación copiosa y una migración desde los indecisos, el PRI y el PAN hacia Morena sería esa esperanza. A Zepeda ya no le da, parece; o sería más difícil, pues, que con Morena.
La migración plantea el desfonde de Josefina y una caída de Del Mazo hasta donde empieza el voto duro.
Pero eso tendría que empezar ya.
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¿No habría sido buena una alianza?
Si la tendencia en las encuestas sigue como hasta hoy, la alianza PRD-PAN no habría logrado ganar. Eso por un lado. En cambio, una candidatura PRD-Morena-PT daría a Delfina un triunfo más holgado y al PRD le saldría una segunda opción para 2018, aparte de Miguel Ángel Mancera: ir en alianza con López Obrador.
Pero, ¿qué es, realmente, el PRD?
Si el PRD son “Los Chuchos”, entonces está a la espera de una oportunidad para sacar algo, lo que sea, del actual Gobierno federal, es decir, de Peña Nieto y compañía. Si el PRD son los bejaranistas, lo mismo: es un pleito por poco.
Los manceristas son, pues, los únicos entre las tribus que piensan en el acceso al poder, no en negociar para ver qué sacan. Confiemos en que es así.
Entonces, si el PRD son los manceristas, sin alianza, deberá probar de qué ha servido que, por primera vez, el partido esté en manos del Jefe de Gobierno en turno; de qué ha servido, además, distanciarse de –y hacerle mal de ojo a– Morena.
Pero el PRD son muchas corrientes tratando de llevar naranjas a su costal. Ninguna tiene plenamente el control y todas esperan. Nadie declare al PRD muerto porque partido hay. Y prerrogativas. Pero, ¿futuro? Está por decidirse.
De hecho, quien deberá demostrarlo es Miguel Ángel Mancera. Tiene el partido en sus manos. Si pierde la Ciudad de México pero además pierde mal, es decir, con pocos votos, entonces los manceristas tendrán una vida efímera en el poder y se volverán una fuerza más. Si Mancera logra buenos números en la elección, entonces el Alcalde de la capital garantizará su propio futuro y el de los suyos.
Juan Zepeda ha resultado una sorpresa en el Estado de México y eso podría sumar votos pero, ojo: la gran batalla es por la ciudad. Mancera deberá garantizar la transparencia de la elección en la capital y tiene pocos caminos por delante: uno es salir derrotado y además con fama de antidemocrático; otra es perder por las buenas y dejar camino despejado para lo que venga. O escoger un trompo zumbador que recaude votos a lo loco en la capital, y ganar.
La inercia puede llevar a que el grupo mancerista elija de candidato a Alejandra Barrales, y Alejandra Barrales no es ese trompo. Mancera tendría que dedicarse en cuerpo y alma a arroparla. Y si ella no funciona, entonces jalará a Mancera consigo, aquí, en la Ciudad de México, donde el PRD realmente se juega su futuro, si es que piensa en el futuro y quiere, digámoslo así, recomenzar. O relanzarse.
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Regresemos a esta galaxia, a Edomex. Estamos en un momento clave. Las alianzas no fueron y cuatro fuerzas van por la gubernatura, cada una por su lado.
Las encuestas hablan de un empate entre dos, quizás entre tres (Del Mazo, Delfina y Josefina). La tendencia dice que los priistas y los panistas van cayendo, lentamente pero cayendo en las preferencias.
De acuerdo con el análisis de la Unidad de Datos de SinEmbargo, la izquierda unida habría dar una paliza.
¿De verdad ya es imposible hacer algo? El paso lo debería dar el PRD pero Zepeda le dijo a la periodista Shaila Rosagel que ya no es posible.
¿De verdad no se plantean ni siquiera conversarlo? ¿Qué la galaxia no vale hacer el esfuerzo?
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