Por Pablo Montaño
Atreviéndonos a esa peligrosa tarea de imaginar imposibles, se me ocurre lo siguiente: Estado de México, 2016, una alianza de todos contra el PRI, todos. En una reunión sin precedentes, PAN, PRD, Morena y cualquiera de los partidos satélites que guste asistir (menos el PVEM, claro está), se juntan en un almacén a las afueras de Toluca, muy al estilo de la mafia y consecuentes con su giro de negocios, se reúnen en este alejado recinto. Después de mirarse feo y un largo espacio de silencio, el delegado del PAN se acaricia el bigote, se ajusta su cinto piteado que hace que su panza rebose y habla:
-Vamos juntos o nos la vuelven a hacer.
El delegado de Morena se levanta y se retira de la reunión porque no lo propusieron a él como candidato único dentro de los primeros 30 segundos de la discusión. Pero como se trata de mi ejercicio de la imaginación, lo volvemos a sentar a la mesa y lo limitamos a una mueca de disgusto.
Después de mucho deliberar y de inflarse los egos de los presentes, los ausentes y los padres fundadores de todos los partidos, se decide por una candidatura de unidad. Desde la sociedad civil se elegirá a una mujer que representará no a los partidos, sino a la urgencia de cambio en un estado que ha sido marcado por la violencia contra las mujeres en los últimos años. Con la convicción de combatir la lacerante corrupción del estado y poner fin a un bastión del sinsentido y de la ausencia absoluta de consecuencias por malos gobiernos abusos e inseguridad.
Nadie aplaude, dado que no están del todo contentos, no fue lo que querían sino que no les quedaba de otra.
Hace unos días se publicó una encuesta que como cada seis años, pone al PRI al frente de las preferencias electorales para la gubernatura del Estado de México. Se trata de uno de los fenómenos más incomprensibles en la vida nacional; como preguntarse cuándo pasará el camión (si es que pasará) o cómo es que Carmen Salinas es diputada. En este caso, ¿cómo es posible que el PRI se proyecte para ganar las elecciones del Estado de México (no diré otra vez, sino un rotundo) siempre?
El Estado de México es el estado más peligroso para las mujeres en nuestro país, con cifras de feminicidios que ya sobrepasan las de Ciudad Juárez. Una epidemia sin nombres, datos, rostros y al parecer sin consecuencias en las urnas. Prácticamente, una nota que no sabemos si la leímos ayer, hace cuatro meses o el año pasado; pero sabemos que Estado de México y feminicidios van juntos. Las cifras estimadas (dado que las oficiales no existen) calculan que entre 2011 y 2012 desaparecieron 1,258 mujeres en el Estado de México. En 2015 se registraron 278 muertes de mujeres de forma violenta.
Ya se anuncia una posible alianza PAN-PRD, las encuestas dicen que todavía faltaría para derrotar al PRI, pero soñar todavía no cuesta nada.
@Pabloricardo2
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