La casa está valuada en 63 millones de dólares
Jordan Adlard Rogers es un enfermero que heredó una mansión de 621 hectáreas, valuada en 63 millones de dólares, tras descubrir, gracias a una prueba de ADN, que era hijo del dueño.
La mansión ubicada en el condado de Cornwall, en Inglaterra, fue construida por su padre Charles Rogers, quien murió de una sobredosis de drogas en el interior de su automóvil.
Rogers, de 31 años se mudó a la mansión sin saber que el dueño era su padre, aunque él tenía sospechas de ello desde los ocho años, pero pudo confirmar su teoría hasta que se realizó una prueba de ADN.
Desde los 18 años, Jordan le pidió a Charles que se hicieran las pruebas de paternidad, pero los abogados del magnate se negaron y cuando quiso realizarla nuevamente, ellos le informaron que estaba muerto.
“La gente dice que tengo suerte, pero cambiaría cualquier cosa por volver el tiempo atrás y que mi papá sepa que yo era su hijo. Tal vez entonces él podría haber tomado un camino diferente”, declaró en entrevista.
Jordan no solo perdió a su padre, sino que su mamá también murió un par de semanas después.
El mantenimiento de la enorme casa será pagado con las acciones familiares y la renta aportada por agricultores locales por las parcelas de tierra que trabajan dentro de la estancia.
Jordan planea seguir trabajando y parte de su salario lo destinará a labores altruistas, informó Noticieros Televisa.
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