Por Manuel Tenedor (@ManuelTenedor )
Dentro de la dinámica de rapiña en la que se sostiene el neoliberalismo, el Tratado de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), es una de las grandes fichas que aparecen en el actual tablero mundial y en el cual México está involucrado.
Este tratado impulsado por Estados Unidos, involucra también a Japón, Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y los latinoamericanos México, Perú y Chile, también socios en la Alianza del Pacífico. Dicho acuerdo ha sido negociado en secreto y con bastante hermetismo por autoridades de estos países. En noviembre de 2013, Wikileaks filtró 3 de los 30 capítulos que componen el TPP y parece que ya existe un acuerdo entre los países participantes. Pese a que se dice que dicho tratado es meramente para beneficio comercial e intercambio de bienes, por lo que se sabe, los intereses van más allá del comercio entre estos países. Este conjunto de países, representa el 40% del PIB mundial y aproximadamente 800 millones de personas, sin duda el mayor bloque económico del planeta.
La regulación de la propiedad intelectual en internet, el acceso a la salud y la agresión directa a la soberanía de los países son los aspectos principales que han alarmado a la opinión pública que ya está enterada de este tratado.
En México se considera un delito lucrar con obras protegidas por el derecho de autor si es que se pretende ganar dinero con ello. De acuerdo con lo que propone el TPP, Gisela Pérez de Acha dice: “cualquier persona que comparta cosas de internet sin pagar al titular de los derechos puede terminar yendo a la cárcel y pagando grandes multas, aunque el intercambio haya sido realizado para fines personales y sin voluntad de ganar dinero a costa de ello”.
En cuanto a salud, actualmente un laboratorio tiene el monopolio de la fórmula de su medicamento por 5 años, luego de este plazo, otros laboratorios pueden fabricarlo lo que permite la fabricación de los medicamentos genéricos. Esto abarata costos e implica un ahorro considerable para los sectores más pobres de la población. El TPP propone que esa duración de exclusividad aumente a 12 años, lo que obstaculiza el acceso a la salud en los países de menos recursos sin que algo obligue a la industria farmacéutica a regular el costo de su medicamento.
Otro de los puntos más alarmantes es el debilitamiento del Estado, ya que permitirá a las grandes corporaciones demandar a un país ante tribunales comerciales internacionales, en caso de que un gobierno implemente leyes que afecten a sus negocios.
Hasta ahora se conoce muy poco de lo que contiene el TPP y los gobiernos han negociado a espaldas de la ciudadanía dicho acuerdo. Resulta ingenuo pensar que un tratado impulsado por un país que justifica guerras en nombre de la democracia y acusa de dictadura a países no alineados a sus intereses, resulte benéfico para los países en desarrollo como el nuestro.
Cabe señalar que el TPP excluye a China, principal amenaza a la hegemonía de Estados Unidos, además de que deja fuera a economías emergentes congregadas en los BRICS.
La firma del TPP y del TTIP (tratado similar entre EUA y Unión Europea) benefician por completo al interés privado por encima del interés común y atentan directamente contra los Derechos Humanos, lo que parece ser el objetivo primordial del capitalismo en el siglo XXI.
Sé parte de la conversación