Hay químicos que no se quitan de los cultivos, ni siquiera al lavarlos y podrían terminar en nuestra mesa.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que el uso y consumo de cultivos transgénicos puede ser nocivo para la salud y para el medio ambiente.
Entre otros químicos, la gran mayoría (más de 84 por ciento) de los transgénicos son profusamente rociados con glifosato (componente principal del herbicida Faena), al cual son resistentes; además, es un compuesto cancerígeno en animales de laboratorio, y probable cancerígeno para los humanos
El glifosato que vende Monsanto, la compañía que también comercializa los transgénicos que toleran este agrotóxico, se asperja masivamente sobre los cultivos cuando ya están produciendo frutos o semillas y éste penetra en las células vegetales, lo que impide que podamos lavarlo.
El maíz importado a nuestro país desde Estados Unidos (10 millones de toneladas al año) es prácticamente todo transgénico, y ya ha sido aprobado para consumo humano y/o animal en México por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
En México el maíz se consume poco procesado y es muy factible que el glifosato llegue a nuestra mesa si proviene de siembras transgénicas.
Fuente: Regeneración
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