Por Karla Lara
Cerca de cerrar el 2017 los hechos recientes en nuestro país dejan mucho que desear para tener una “Feliz Navidad”.
Enfilado al 2018 como año electoral, este año se ha caracterizado por dejarnos una violencia en los niveles históricos más elevados de nuestro país y una serie de actos ilícitos y fraudes cometidos por los gobernantes en todos los niveles, corrupción que ultraja derechos y garantías individuales de los ciudadanos.
Cada acto público y político expone a nuestro presidente, sea que él lleve a cabo el discurso y cometa los errores tan comunes que lo caracterizan o que quien tome el micrófono le reclame y le explique lo que es inherente a su función: velar, respetar y ejercer la ley en favor de los habitantes de su país.
México ha dejado de ser el país rico en tradiciones y costumbres, con increíbles recursos naturales para hacernos una potencia turística. México ha dejado de ser su gente solidaria y trabajadora de valores y de familia. México ha dejado de ser sus pueblos indígenas y su cultura. México se ha vuelto el punto de atención internacional para jalar e investigar los hilos de la corrupción.
Vivir en nuestro país es peligroso, nuestros gobernantes son peligrosos, nuestra leyes se están volviendo peligrosas.
Son tantos los acontecimientos que van uno tras otro, que se vuelve surrealista querer resumir qué sí es importante y qué no tiene remedio.
Peña Nieto es tachado de encabezar la corrupción en México. Lo cuestionan no solo los ciudadanos, sino servidores públicos, ex militantes de su partido y autoridades de distintos países.
La corrupción en nuestro país es investigada por medios internacionales, los desvíos de fondos son insultantes, el enriquecimiento ilícito alcanza dimensiones impensables, los delincuentes de cuello blanco van campantes dispuestos a disfrutar de su riqueza y de una feliz, próspera y abundante Navidad, muchos de ellos fuera del país, lejos de la violencia y de la inseguridad.
Los ciudadanos alzamos la voz, ya no son los políticos (que en realidad son servidores públicos a quienes se les ha olvidado estar al servicio de los que votamos sus cargos). Las redes gubernamentales de la corrupción están en sus últimos y exitosos intentos por controlar esas voces: la Ley de Seguridad Interior, la reforma al Código Federal que establece castigos a quien “comunique, a través de cualquier medio tradicional o electrónico, un hecho cierto o falso, determinado o indeterminado, que pueda causar deshonra, descrédito, perjuicio o exponer al desprecio de alguien”, reconociendo a conveniencia que se reconoce la libertad de expresión, pero que hay un límite en el derecho al honor y a la imagen (honor que han perdido a pulso nuestros gobernantes). Las leyes hoy más que nunca se están decretando sin atender a su espíritu legal, los legisladores avanzan sin analizar sus consecuencias, aprobando textos que exponen y vulneran a la ciudadanía.
Mientras tanto, los ciudadanos van tratando de explicar cuál es la situación, vamos rogando a nuestras autoridades que “reconsideren” su actuación. Celebridades como Diego Luna y Gael García son cuestionados por ser actores que hablan de temas políticos, pero ¿qué acaso no nos damos cuenta de que los “políticos” no hablan de política porque no la entienden?
Nos encontramos en el momento en que es notorio lo que hace 5 años fue motivo de gracia. Ni nuestro presidente, ni los miembros de su gobierno leen ni han leído nunca, no saben conducirse, no conocen las leyes, no saben expresarse, muchos de ellos ni siquiera tienen las bases y credenciales para ocupar los cargos que ocupan. Se han vuelto expertos en delinquir y en mentir, solo en eso. Quizá es el momento perfecto para escuchar a los ciudadanos que sí están preocupados por lo que está sucediendo,
¿Y qué si no son personas con carrera política? Damián Alcazar dirige un discurso evidenciando el engaño del presidente, cuestionando la #LSI, se le pasó a peña Nieto la oportunidad de que hiciera “algo menos malo” y se reivindicara vetando la Ley de Seguridad Interior. La ha dejado pasar para pagar facturas seguramente muy altas por su gestión. Lo triste, lo inadmisible es que esas facturas las pagarán los mismos ciudadanos que pagan los impuestos, los que pagan con sus vidas y su patrimonio la violencia fuera de control. Los que pagan el ridículo internacional de ser vistos como mexicanos corruptos y delincuentes a pesar de no serlo. Esas personas somos nosotros.
El gobierno nos desea una Feliz Navidad, una vez mas vamos distraídos de lo importante y sí, sí podemos hacer un cambio, porque somos mas los ciudadanos no coludidos en la delincuencia, porque somos mas los buenos, porque somos muchos los afectados.
México es un país de gente joven que ha demostrado en cada suceso que pueden y quieren levantar al país como en el #S19, son esos jóvenes quienes necesitan alzar la voz, quizá tiene que ser a través de una revolución silenciosa e inteligente para que sus vidas no corran peligro, para que no sean callados como lo son tantos y tantos jóvenes encuentro país, muchas veces a manos de las propias autoridades.
Es momento de alianzas, pero ya no políticas, de alianzas entre intelectuales, entre ciudadanos que saben de trabajo y que todavía tienen honor. Mexicanos capaces y no corruptos sobran, hay miles, millones, somos más. No será sencillo pasar una Feliz Navidad, es un año y un momento histórico difícil en nuestro país, usemos los recursos que nos pueden rescatar de lo que viene: la inteligencia, la preparación académica, el trabajo honesto, la voz por lo que no pueden usarla.
Mark Twain lo dijo perfecto: “Nunca discutas con un idiota, te hará descender a su nivel y ahí te ganará por experiencia”, esto resume la historia del partido en el poder y de sus representantes: han demostrado ser idiotas con y por experiencia.
Feliz navidad.
@KarlaDoula
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