Desde 2001, cuando lograron remontar la deuda de mil 800 millones de dólares, heredada por el mal manejo del “Tigre” Emilio Azcárraga Milmo, el equipo directivo de Grupo Televisa (Emilio Azárraga Jean, Bernardo Gómez, Alfonso de Angoitia y José Bastón) no había enfrentado un desafío tan complejo como el que se le presenta para este y los próximos años.
El panorama no es halagüeño: disminución de la venta publicitaria en televisión abierta, caída de la audiencia en sus segmentos de entretenimiento más importantes , crisis de credibilidad de sus espacios informativos y consecuencias negativas del “apagón analógico”.
Además, la emergencia de una competencia no prevista: la televisión online, cuyo crecimiento ha sido exponencial con empresas globales, como Netflix, que amenazan con rebasar en cinco años hasta la televisión restringida, donde Televisa domina 62% del mercado nacional.
Los focos rojos se encendieron en el segundo trimestre de 2015, cuando Televisa reportó ante la Bolsa Mexicana de Valores una baja de 16.4% en ventas publicitarias, y en el tercer trimestre del mismo año, cuando se confirmó otra disminución de casi 9%, en comparación con los mismos periodos de 2014.
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