Terminas 2014 en medio de la incertidumbre del rumbo que tomará nuestro México, este México desolado por la indignación de los acontecimientos que se dieron durante tu estancia.
Este México que alzó la voz, tal vez por miedo, tal vez por furia o simplemente porque parece que esto ya no puede seguir así; esto es lo que dejas 2014. Dejas una nación que busca la justicia debajo de su tierra, pues arriba de ella corre la sangre de inocentes, se pasean con cinismo los oligarcas que vendieron lo que está frente a ellos.
Casas blancas, fiestas con vedettes, compras de islas, viajes, celebraciones y la repartición de la política fue por lo que te recordaremos 2014. Y te recordaremos durante algunos años pues no podemos olvidar lo ocurrido en Ayotzinapa, lo acontecido en Michoacán y la inevitable lucha que emprendieron los denominados autodefensas.
Nos dejas 2014 una dura lección y una seria reflexión a lo que somos como sociedad y a lo que pretendemos llamar México, si es que aún existe, y digo si es que existe porque no solo Murillo Karam está cansado sino la población también; estamos cansados de ser ignorados, de solo observar como las arcas personales de unos cuantos se ensanchan mientras las del pueblo se esfuman. Tan cansados y desesperados estamos que un joven tuvo que gritar en las ceremonia de los Nobel : ¡Please Malala!, por favor escúchenos, por favor mírenos, por favor…
Vivimos doblegados, indecisos, confundidos y peor aún sin la mínima esperanza; salir a las calles parecía la solución, demandar la renuncia del títere de los grandes corporativos que funge como supuesto presidente parecía viable y al final todo quedo como una simple y fugaz intensión.
Has sido un duro sinodal 2014, nos enseñaste a que el pasado de nuestro país cada vez pesa más en nuestras espaldas, que ese pasado mientras no tengamos la firme convicción de analizarlo y enfrentarlo el panorama en el futuro seguirá siendo sombrío.
Nuestras voces pasan de ser gritos de guerra a peticiones que imploran un oyente y eso 2014 es lo que más tendremos en mente cuando partas y dejes a tu hermano 2015, un año que luce complicado, pero que se vislumbra una flama que se encendió contigo, una flama de cambio, una flama que ya no pretende sino que busca, que no intenta sino que logra, que añora, que ilusiona, que presenta la fuerza de una nación que año con año ve como se le va de las manos el coraje y la valentía de enfrentar a sus verdugos.
La prueba estará en los comicios electorales, la memoria de lo que fuiste 2014 podrá tener dos rumbos: el de olvidar y caer en lo cotidiano o en el de vivir en el recuerdo y luchar por ese cambio que deambula tambaleante por todo el territorio nacional.
Solo resta que ahora el 2015 vea ese México que vive en el sueño de cada mexicano, ese México esplendoroso, fuerte y convincente; ese México cuyos mexicanos no se someten a un grupo que cree ser dueño de nuestras mentes ofreciendo “lo que merecemos”.
El año 2015 puede ser ese año que sea testigo de que el cambio es, aquí y ahora, que ya no es algo posible sino un hecho consumado, que México se miró a sí mismo para ser una realidad, pero al mismo tiempo 2015 puede transformarse en un año en que volvamos a ser lo que tanto criticamos año con año pero “ya estamos acostumbrados” a vivir así.
Gracias 2014 por demostrarnos que “todos somos”, que nuestro gobierno “ya se cansó”, que “nos quisieron enterrar pero no sabían que éramos semilla”, y muchas otras frases más que pudieran convertirse en parte de la cultura de cambio y lucha de nuestra nación. La oportunidad está en nuestras manos, en nuestros trabajos, en nuestros estudios, en nuestro aprendizaje, en nuestra unión como mexicanos.
Sé parte de la conversación