Por Alejandro Páez Varela
Pocos habrán olvidado –quizás él, por conveniencia– al Vicente Fox Quesada de los últimos años en la Presidencia. Sin más, daba lástima. Dábamos lástima todos los mexicanos. Roto el sueño de un nuevo amanecer para México, rodeado de sátrapas, tepocatas, víboras prietas y zánganos, Fox hablaba sandeces (como hoy) al grado que muchos nos preguntamos si estaba bien de la cabeza. Rompió protocolos, salpicó de baba la Banda Presidencial, violó la Ley Electoral, olvidó su rol como Jefe del Ejecutivo y se fue hundiendo, hundiendo, hasta quedar en lo que es: ese guiñapo, ese trapo avejentado y sucio; uno más entre los traidores, uno más entre la bola de inútiles que ha gobernado México desde hace mucho tiempo.
Sin embargo, pensamos que no se podía llegar más bajo. Y más bajo (no lo digo yo: lo dicen las encuestas) está el Presidente Enrique Peña Nieto. Puedo citar a los encuestadores y no lo haré porque es ocioso: es, simplemente, el mandatario con el menor índice de aprobación en la Historia de México o, al menos, desde que se mide.
Pero el Gobierno federal ha gastado aproximadamente 30 mil millones de pesos en publicidad oficial. Treinta mil millones que no se fueron a combatir la pobreza, la desigualdad o la inseguridad. Se fueron a dueños de medios y políticos.
Cito a Fundar: “En 2015, el gasto federal en publicidad oficial ascendió a más de 9 mil 619 millones de pesos, 248 veces mayor que el operado por el programa de Defensa de los Derechos Humanos el mismo año”.
En su primer año, 2013, Peña Nieto gastó 7 mil 611 millones de pesos en promocionarse; Felipe Calderón gastó en su primer año 5 mil 624 millones de pesos en lo mismo y Fox, 3 mil 736 millones.
El gasto va en ascenso, el derroche es obsceno y yo les garantizo una cosa: ninguno de esos tres individuos (Fox, Calderón y Peña) podrían caminar una cuadra sin recibir, al menos, una mentada.
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A la renuncia de varios articulistas, activistas y organizaciones civiles a su espacio en El Universal por lo que consideraron “una cobertura adversa ante uno de los proyectos de construcción institucional más relevante y urgente para nuestro país, el Sistema Nacional Anticorrupción”, le siguió la difusión en redes sociales de contratos de publicidad del Gobierno federal por millones de pesos a favor de esa empresa periodística; los comentarios relacionaron los contratos (que son muy anteriores a la renuncia) con la línea editorial. Así se dijo. Decenas de mensajes en redes sociales.
Leí este sábado, en Plumas Libres de Veracruz, una nota sobre el Congreso local. Decía que de los 61 medios de comunicación con los que ese cuerpo legislativo hizo convenios este año, cinco de ellos no existen.
“[Y] otros tres están ligados a diputados locales y también hay casos en los que se hicieron hasta cuatro pagos a una misma empresa. Tan sólo en lo que respecta a los portales de noticias como El Legislativo, Jarochos en Línea y La Coctelera, no aparecen en los enlaces de internet a pesar de haber sido buscados con las terminaciones de .com.mx así como .com y .mx sin que ninguna de las combinaciones pudieran direccionar”.
Luego, una lista:
• Ellegislativo.com recibe 34 mil 800 pesos.
• Enlaceveracruz.com.mx le otorgan 11 mil 600 pesos.
• A jarochosenlinea.com le pagan 20 mil pesos.
• Y lacoctelera.mx 17 mil 400 pesos.
“Esta última página es del sur del estado de Veracruz y su última actualización fue el 3 de abril 2016. Todos estos supuestos medios informativos suman un total de 98 mil 880 pesos mensuales, cantidad que a decir tanto del gremio de periodistas como columnistas podrían estar siendo desviados. A pesar de anunciar transparencia en el manejo de los recursos en el Congreso de Veracruz, las evidencias contradicen los discursos como en el caso de la contratación de medios de comunicación ‘fantasma’”.
Luego, otra revelación:
• El Mañanero es del Diputado Fernando Kuri Grajales.
• Noventaminutos.mx está ligado a otro legislador local, Juan Manuel Unanue Abascal.
• Lacoctelera.mx es de la Diputada Jazmín Copete Zapot.
Y así se sigue.
Y lo mismo encontramos en el Gobierno de Eruviel Ávila. El pasado 23 de mayo, la reportera Daniela Barragán publicó que el Gobierno del Estado de México pagó 143 millones 798 mil 175 pesos por 132 contratos con medios de comunicación y agencias de publicidad para la realización y difusión de 13 campañas oficiales durante 2016.
“De acuerdo con los documentos derivados de la solicitud de información 00048/CGCS/IP/2017 emitida a la Coordinación General de Comunicación Social de la entidad, hubo en 2016 dos estrategias de comunicación, una que preservó a los medios tradicionales (radio, televisión, diarios) y las redes sociales, y otra que procuró otorgar dinero a medios que claramente muestran su apoyo al gobierno de Eruviel Ávila y ahora, en época de elecciones, a Alfredo el Mazo Maza, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a gobernar la entidad”.
Y luego, ¡bingo!, la trampa. Sigo citando a la misma reportera de SinEmbargo:
“Muchos de esos medios no tienen actividad desde el año pasado y otro, desde 2013. Algunos medios son solo páginas de Facebook y Twitter que comparten y difunden los mensajes del Gobernador”.
Y más: La mayoría de los medios fantasma que recibieron dinero del Gobierno del Estado de México, abiertamente respaldaron la candidatura de Alfredo del Mazo Maza y se lanzaron en contra de Delfina Gómez.
La periodista publica una lista de “medios” de los que no se sabe NADA, pero que recibieron dinero de Eruviel Ávila:
• Framich, 577 mil 680 pesos.
• Integración gráfica, 577 mil 958 pesos.
• Dergal Promocionales, 556 mil 800 pesos.
• Compromiso del Estado, 377 mil pesos.
• Franchel Promociones, 576 mil 752 pesos.
• Ilumina, 647 mil 878 pesos.
• Iradia, 266 mil 800 pesos.
• ISA, 1 millón 071 mil 400 pesos.
• Marco Político, 320 mil 160 pesos.
• Oiga!, 29 mil pesos.
• Osbapel, 553 mil 784 pesos.
• Perfiles Mexiquenses, 226 mil 200 pesos.
• Portal, 258 mil pesos.
• Rack Star, 1 millón 160 mil pesos.
• Reporte Clic, 299 mil 280 pesos
• Semblanzas, 348 mil pesos.
• Tintes Políticos, 69 mil 600,
• Venttu, 298 mil 676 pesos.
Pregunto: ¿alguien entre ustedes ha escuchado alguna vez sobre esos medios?
Pero, de acuerdo con Huffpost México, en una nota publicada el 13 de febrero, no es sólo el Congreso de Veracruz o el Gobierno de Eruviel Ávila. El reparto grosero es en todos los gobiernos estatales.
“Cuando se trata de publicitarse, los gobiernos locales parecen no escatimar: en 2015, 30 entidades federativas ejercieron más de 11 mil 895 millones de pesos, incluso algunas gastaron 600 por ciento más de lo que tenían presupuestado. En términos generales, hay sobre ejercicios constantes entre el gasto aprobado y lo ejercido. En 2015, hubo un incremento del 93.70 por ciento en relación a lo asignado o contemplado en sus presupuestos locales (6 mil 141 millones)”.
Un dato que no sobra: Tanto Veracruz como el Estado de México encabezan la lista de las entidades que más irregularidades tienen en la revisión de la Cuenta Pública de 2016, de acuerdo con el reporte de la Auditoría Superior de la Federación la semana pasada.
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No me sigo. Le paro aquí. Rasco y rasco y sale y sale: empresas “de medios” fantasma y reparto discrecional por todas partes, en todos lados. Dinero que claramente se va a manos oscuras.
Hay distintas iniciativas desde la sociedad civil para tratar de reglamentar el gasto gubernamental en publicidad pero sus campañas no prosperan porque el descontrol es total pero, claro, se benefician políticos y dueños de medios.
Creo que lo que sucede con la publicidad oficial es apenas un reflejo del nivel de podredumbre al que hemos llegado. Estamos podridos por todas partes como sociedad. Vivimos revolcados en un merengue y en un mismo lodo todos manoseados, como dice el tango que agrega: “Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón”.
Cada vez tenemos a políticos más infumables; cada vez tenemos gobernantes más infames, más inútiles, más podridos. Por eso se reparte dinero a raudales: hay que darle a todos para corromperlos, hay que darles para que ayuden a disimular el tufo, el hedor, la peste que desprenden gobiernos sin Patria y enamorados del lujo; gobiernos traidores que olvidaron, hace mucho tiempo, cuál es su función.
Vivimos revolcados en un merengue color café del que escurre dinero, mucho, para las hordas de inmorales que, de arriba para abajo, se han multiplicado.
“Es lo mismo el que labura [trabaja]
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley…”
Así concluye el tango Cambalache, escrito en 1934 por Enrique Santos Discépolo.
Y no hemos aprendido nada.
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