La falta de credibilidad en las instituciones no es otra cosa que la consecuencia del eterno mal gobierno que padece México. Algunos recordarán en plena maquila del fraude electoral de 2006 aquella frase de escándalo pronunciada por Andrés Manuel: “al diablo con sus instituciones”, a la que le siguió una campaña de linchamiento mediático muy característica durante los gobiernos panistas y que con el tiempo nos daríamos cuenta que ni AMLO era tan radical, que no estaba equivocado, respetó a las instituciones, aceptó las reglas del juego y fundó Morena.
Hay muchos responsables de esta crisis de confianza en las instituciones y los ciudadanos también tenemos una buena parte de esa responsabilidad.
El orgullo nacional solo aparece cuando hay que ponerse la verde y no cuando hay injusticias, la vida es corta y parece que no vale la pena ocuparse en el deterioro de nuestro entorno y así caemos una y otra vez en la trampa para elefantes que pretende ver prosperidad desde la apatía.
Cada día son más los que demuestran una consecuencia política con sus actos pero todavía falta una buena parte de la sociedad para hacer contrapeso y a la que le preocupa poco el futuro del país, porque la vida es corta y no vale la pena distraerse.
Heredamos beneficios (sociales,laborales,
No solamente no llegamos a pertenecer al mal llamado: Primer Mundo, sino que cada vez nos alejamos más de un país capaz de brindar bienestar a su gente.
El Sistema hoy en día, garantiza la deuda eterna como estilo de vida pero no la capacidad humana para sostenerla. Nada garantiza que en el futuro podamos pagar por las necesidades básicas de una vida digna: salud, vivienda y educación. Da la impresión que las cosas se ponen más difíciles dia con dia e incluso el mismo Gobierno acepta que los próximos años no serán tan buenos como se esperaban, pero entiendo…no hay que distraerse.
Intentamos ser optimistas en un país culturalmente pesimista y de escasos triunfos recientes, secuestrado por un Sistema que excluye a los jóvenes y dicta a conveniencia de sus intereses particulares, el rumbo de los futuros adultos del país.
El optimismo hacia el futuro, es la conciencia del presente.
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