Cuando duermen, estos pequeños necesitan cuidados especiales, pues padecen síndrome de Ondine.
Durante el día, los mexicanos Alek y Lucía juegan y ríen como cualquier niño de dos años y medio, pero en la noche su vida cambia radicalmente, pues pueden morir si se quedan dormidos profundamente.
Al acostarse se conectan a aparatos de ventilación que les envían oxígeno directamente a la tráquea, pues no pueden disfrutar de un sueño normal.
¿La razón? Ambos tienen síndrome de Ondine, una extraña enfermedad.
Se trata de la mutación de un gen que cancela las reacciones automáticas del cuerpo, siendo una de las más comunes la respiración. En la etapa profunda del sueño, por ejemplo, provoca hipoventilación central congénita.
Los pacientes dejan de respirar o se detiene el intercambio de oxígeno por dióxido de carbono en la sangre. Si no se atienden de inmediato pueden morir.
Lamentablemente, debido a que es un padecimiento bastante extraño, se le ha estudiado muy poco. En el mundo existen sólo unas 1,200 personas que han sobrevivido a los primeros meses del nacimiento.
Hasta ahora no existe una forma de curarlo.
Fuente: BBC
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