Antaño hubo muchas veces escenas de matanzas igualmente terribles, pero a todos le parecía mucho peor la de ahora, por haber sucedido entre ellos mismos. George Orwell
En cuanto se enteraron de que su hijo había desaparecido y que podría ser uno de los estudiantes que asesinó la policía, los padres de Manuel viajaron nueve horas en un autobús desde Huamantla, Tlaxcala hasta la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos Ayotzinapa, ubicada en el estado de Guerrero.
Su hijo, César Manuel González Hernández, es un chico de 19 años que estudiaba una carrera para ser maestro en Ayotzinapa, una escuela rural de la época revolucionaria y que es famosa por la ideología política de izquierda presente en los estudios y las acciones de todos sus estudiantes.
César es uno de los 43 estudiantes normalistas que desparecieron el día 26 de septiembre, cuando una serie de ataques de la policía dejaron seis muertos en al municipio de Iguala, en Guerrero.
Los padres de Manuel, quienes trabajan como campesinos en Tlaxcala, afirman haber llegado al campus de Ayotzinapa con más crédito en su celular que dinero en los bolsillos.
Ellos, al igual que decenas de padres que no pueden creer el incidente y están de luto, esperan con ansias que les informen dónde están sus hijos desaparecidos. Iñaky Blanco Cabrera, fiscal general de Guerrero, dijo el domingo pasado que 17 de los cuerpos que encontraron en las fosas comunes cerca de donde ocurrió la balacera pertenecen a estudiantes normalistas de la escuela de Ayotzinapa, según las confesiones de un narcotraficante y un sicario que arrestaron por estar involucrados en las desapariciones.
“Nos venimos así, sin nada”, dijo Hilda, la madre de César hace unos días en Ayotzinapa, donde todos los muros están repletos de imágenes del Che Guevara y lemas revolucionarios.
Su familia, incluyendo a sus dos hijas, apenas sobrevive con 675 pesos a la semana. Los padres de César se han quedado a dormir en la escuela desde el miércoles pasado. Un compañero de César les ofreció su cama.
“Cada vez que llega la noche me pongo a pensar, ¿por qué a las personas malas no les hacen algo? No sé por qué el gobierno no apoya estas escuelas de jóvenes que son los únicos que se saben expresar”, dijo Hilda.
Se cree que los oficiales de la policía local están coludidos con una banda criminal llamada Guerreros Unidos son los responsables de la balacera y de la desaparición de los estudiantes, afirmó Iñaky Blanco Cabrera, procurador de Guerrero, en esos días aciagos y de luto nacional que aún persiste a querer o no de quienes dicen gobernar nuestro país.
Por: Francisco Vázquez.
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