Los educadores, más que cualquier otra clase de profesionales, son los guardianes de la civilización. -Bertrand Russell
Todos tenemos claro que para desarrollar de manera eficiente nuestras labores profesionales debemos contar con un espacio de trabajo que cuente con las herramientas necesarias para el cumplimiento de nuestros encargos. Esto no ocurre en gran parte de los centros educativos públicos de México. También eso nos queda claro y es urgente que tanto padres de familia como autoridades educativas busquen soluciones prontas a tales deficiencias.
Quienes tenemos oportunidad de visitar con frecuencia comunidades en mediana y alta marginación, incluso urbanas, nos damos cuenta con tristeza que los centros educativos de esas comunidades son impresentables y disfuncionales para alumnado y docentes. Es imposible poder exigir buenos resultados de aprendizaje al alumno (a) que utiliza como butaca la raíz de un árbol, que cuenta con un columpio hecho de un viejo mecate como único espacio deportivo, que a diario utiliza un improvisado bote como servicio sanitario y, si a todo lo anterior le agregamos su precaria alimentación, el resultado es espantoso.
Cosa similar es el del cuerpo de docentes. Estos últimos hacen malabares, casi milagros para transmitir sus conocimientos en medio de la apabullante adversidad. Altas o bajas temperaturas, imparten clase a la intemperie. Al profesor le toca luchar no solo contra las carencias de su centro de trabajo, sino también contra el estado anímico de un alumnado desnutrido que se pasa las horas clase pensando más en comida, que en atender a su mentor. Si a todo esto le sumamos las presiones sindicales, los llamados a concentrarse en calidad de urgente ¿para ponerse en pie de lucha? La situación de la mayoría de educadores es inadmisible.
No estoy revelando nada, en estas líneas recojo las voces de quienes se ganan la vida impartiendo clase frente a grupos de alumnos desde décadas atrás. Todo lo antes escrito es de dominio público. Por ello, es evidente que si las cúpulas sindicales negociaran y accionaran por el verdadero mejoramiento laboral y de enseñanza en México, el pueblo en bloque se volcaría en su ayuda. Por salud de su deteriorado movimiento sindical, considero que las secciones magisteriales que conforman la CNTE deberían hacer público su pliego petitorio, cualquier acercamiento y negociación con los gobiernos estatales y federal deben estar sujetos al escrutinio público.
Desde mi particular punto de vista, si la CNTE sigue sin transparentar verdaderamente sus negociaciones y peticiones al gobierno, el encono del colectivo seguirá en aumento acelerado. Si en verdad son democráticos como dicen, que lo demuestren y que se abran al debate verdadero con todas las voces, con todas las expresiones. Debe quedarles claro a los mandamás de la CNTE que ellos no son dueños de la verdad absoluta y menos depositarios de la moral pública.
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
Por: Francisco Vázquez
@PACOVASQUEZP
Sé parte de la conversación