“Vergüenza es la mentira que dices cuando hablas de ti mismo”. Anais Nin
Es espeluznante mencionar el número de muertos que arrojo la estupidez y cerrazón del ex presidente Felipe Calderón en su fallida estrategia de su mal llamada “guerra contra el crimen organizado. Es escalofriante la cifra de víctimas; narcos, sicarios, policías, militares, marinos y, lo peor, inocentes que nada debían pero que pagaron con su vida el costo de la necedad y miopía del titular del Poder Ejecutivo Federal y su Secretario de Seguridad Publica, cuestionado por sus presuntos nexos con jefes de distintos carteles de la droga, Genaro García Luna.
Sobra decir que se despilfarraron miles de millones de pesos en una batalla campal a balazos, espantosamente sangrienta, pero nada efectiva. Con mucho menos dinero, muertes e incertidumbre para la sociedad, otros gobiernos en el mundo han conseguido mejores resultados en materia de seguridad y trafico de drogas.
Lo que no sobrará jamás es reprocharle a Felipe Calderón Hinojosa el hecho de que haya arrojado al cadalso, de manera irresponsable, a policías mal pagados, mal alimentados, mal instruidos y mal armados, que haya enlutado miles de hogares y dejado en la orfandad a miles de niños como resultado del desolladero en que convirtió al país con su criminal “guerra anti narco”. Guerra, que ayer, dije; hoy y mañana diré, que era GUERRA PERDIDA.
Si a lo anterior de agregamos que durante el gobierno de Felipe Calderón las puertas se le cerraron a la mayoría de ciudadanos en medio de una profunda crisis, desempleo, hambre, miseria y analfabetismo, podemos calificar su gestión como absolutamente desastrosa.
Y sin embargo, sin empacho alguno, sin la mínima porción de vergüenza, hace unos días, el genocida desmemoriado, Felipe Calderón Hinojosa, reapareció para presentar su libro, obra en la que ahora se atreve a dar consejos para desarrollar buenos gobiernos. ¡Qué cinismo!. No conforme con sus mas de 100 mil victimas, asegura que hizo lo correcto y, que si pudiera, lo volvería a hacer. Si, así de fácil, nuevamente bañaría en sangre a la nación y enlutaría miles de hogares.
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
Por: Francisco Vázquez
@PACOVASQUEZP
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