Los seis menores y una mujer habrían perdido la vida durante un exorcismo
Miembros de la secta sometían a las personas mediante diferentes métodos de tortura
Policía local de Panamá descubrió el miércoles pasado en una comunidad perdida en el noroeste del país, una fosa común con los restos de una mujer embarazada y seis niños, de entre uno y tres años, que habrían sido torturados y asesinados por los integrantes de una secta evangélica conocida como La nueva luz de Dios.
El Ministerio Público aclaró que los siete cadáveres pertenecen a seis menores de edad de 1, 3, 9, 9, 11 y 17 años, y el de una mujer adulta que tenía entre cuatro y seis meses de gestación, madre de cinco de los menores.
Todos habrían perdido la vida durante un “acto de exorcismo” practicado por los supuestos pastores para convertirlos al culto.
“Es algo inédito, algo que nunca se había visto en la historia de país, no es normal que se observe este tipo de culto, es algo insólito lo que ha pasado”, dijo Alexis Muñoz, director encargado de la Policía Nacional de Panamá, a BBC Mundo.
Momento en que unidades del @SENANPanama, trasladan a los primeros implicados en hechos violentos durante un acto religioso, desde la Comarca Ngäbe Buglé a Santiago de Veraguas. #TeCuidamosPanamá @TReporta @tvnnoticias @criticaenlinea @MiDiarioPanama @PanamaAmerica pic.twitter.com/2JwfeiCpcO
— Ministerio de Seguridad Pública de Panamá (@MinSegPma) January 16, 2020
También se reportó la liberación de 15 personas, algunas con signos de tortura, que fueron trasladadas a una ciudad cercana para recibir atención médica.
10 personas, entre ellos un menor de edad, fueron sometidos el viernes a una audiencia donde la fiscalía solicitó juzgarlos por los delitos de homicidio y feminicidio, delitos sexuales y privación de la libertad.
Los detenidos son señalados de formar parte de una secta evangélica casi desconocida llamada La nueva luz de Dios, el único rastro que se tenía de ella era una página de Facebook que desapareció tras los hallazgos del miércoles.
Alexis Muñoz precisó que el primer reporte de lo que sucedía lo recibieron el fin de semana, cuando tres personas ingresaron a un hospital de la ciudad de Santiago de Veraguas (centro), con signos de quemaduras, golpes y otras marcas de violencia en el cuerpo.
Agregó que cuando les preguntaron por qué estaban así, contaron lo que estaba pasando entre la población y a raíz de ello, el Ministerio Público y la Policía Nacional comenzaron a investigar.
Cuando las autoridades arribaron a El Terrón, una población remota de casi 300 habitantes de origen indígena en la comarca de Ngäbe-Buglé, en el noroeste de Panamá, encontraron a los habitantes atemorizados que se aproximaron a pedir ayuda.
A su vez informaron sobre los fallecidos e indicaron en dónde estaban sepultados. La policía corroboró en un cementerio que había tierra removida y ahí encontraron la fosa con los cuerpos.
Posteriormente acudieron a un rancho donde tenía su sede el “culto” y permanecían los probables responsables de los asesinatos.
“Cuando la policía llega al rancho encuentran a un grupo de 10 personas rodeando a otras que estaban arrodilladas en el centro y los estaban sometiendo a un tipo de oraciones y ritual”, narró Muñiz.
El grupo religioso estaba conformado con pocos miembros que trataban de adoctrinar por la fuerza a los residentes de El Terrón, entre los participantes había un pastor de 60 años, mujeres y un menor de edad, que tienen vínculos familiares.
Con base en las indagaciones, la secta comenzó a ejercer la violencia en la comunidad luego de uno de sus miembros regresara de un viaje en el que supuestamente había tenido una “manifestación divina”.
“Dijo que había recibido instrucciones de que debían inculcarle las creencias y quien se resistiera tenía que ser castigado”, comenta Muñoz.
Los miembros de La nueva luz de Dios sometían a las personas mediante diferentes métodos de tortura. Los diez integrantes principales se dedicaban a buscar a las familias en viviendas y los trasladaban bajo amenazas al templo, algunos eran amarrados y les quitaban la ropa para realizar los ritos, subraya la policía panameña.
El Ministerio Público señaló que las personas eran golpeadas con Biblias, palos y machetes, “todos aquellos que no se sumaban a sus creencias eran objeto de maltratos, vejaciones, tortura y homicidio sobre algunos de ellos”.
Según testigos de los habitantes y otras víctimas, las principales formas de tortura eran quemar y golpear a las personas con diferentes objetos. En ocasiones utilizaban trozos de madera encendido, les halaban la lengua y se los introducían en la boca.
El Universal informó que la policía de Panamá halló en el “templo” machetes y animales muertos que eran empleados para los ritos de exorcismo. Datos de la prensa local arrojan que las personas eran golpeadas hasta que vomitaran, en señal de que ya habían “expulsado al demonio”
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