El 11 de julio de 2015, Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, escapó por segunda vez de prisión. Tras permanecer poco más de un año en un penal de máxima seguridad, el capo mexicano dejó muchas dudas acerca de cómo salió y quién lo ayudó. Cuando el capo había sido arrestado, se habían encontrado una pintura al óleo de gran formato en la que se veía un toro siendo atravesado por diversas espadas, pero que continuaba peleando. A pesar de que se cree que Guzmán tiene una colección multimillonaria de arte, aún no se ha podido comprobar.
El arte no sólo existe para exaltar al espectador y provocar catarsis, es un negocio multimillonario, perfecto para la compra y venta en la que el precio rara vez baja. La relación entre narcotráfico y arte es grande, muchos narcotraficantes han invertido en grandes obras arquitectónicas en las que, como los faraones del pasado, buscan reflejar su poderío a través de la infraestructura erguida en su honor.
Por ejemplo través del arte, el narcotraficante colombiano Pablo Escobar llegó a lavar dinero. Se dice que usó pinturas y trabajos de grandes artistas como Salvador Dalí y Pablo Picasso para este fin. Al inspeccionar su casa, encontraron pinturas de Fernando Botero, quien se mostró muy consternado al enterarse hasta dónde habían llegado sus obras. Seis años después del asesinato de Pablo Escobar, Botero creó la pintura La muerte de Pablo Escobar.
El arte también ha servido como un disfraz para los narcotraficantes. Uno de los cárteles enemigos del Chapo de Sinaloa es el de los hermanos Beltrán Leyva. Héctor Beltrán Leyva fue puesto ante la justicia en 2014 mientras comía en un restaurante en San Miguel de Allende, pueblo conocido por albergar gran cantidad de extranjeros y artistas. Él vivía en libertad gracias al bajo perfil que había adoptado, su identidad se escondía en su trabajo como inversionista en bienes raíces y vendedor de arte. Con la cantidad de arte que se mueve en San Miguel de Allende, el narcotraficante mexicano podía justificar el nivel de vida que ostentaba en ese momento.
Pero quien quizá fue uno de los hombres con más conexiones entre el mundo artístico y el mundo de las drogas fue Fidel Castaño, uno de los hombres que se opuso a Pablo Escobar después de años de amistad. Castaño entró al mundo del narcotráfico para después dejarlo y establecer conexiones en Nueva York e Israel en la que cambió las drogas por el arte. Su trabajo lo llevó a entablar relación con Salvador Dalí e incluso a vender varias obras de Botero que le permitieron vivir cómodo durante algún tiempo.
Fuente: Cultura Colectiva
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