Cada año, miles de personas ponen altares para recordar a sus seres queridos
Los altares están llenos de simbolismos que tienen un por qué y un para qué
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró la celebración del Día de Muertos como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, desde 2008.
Las familias mexicanas retratan esta festividad a través de diferentes expresiones culturales, donde se materializan las creencias ancestrales de que las almas de los difuntos regresan después de la muerte, esta idea reconforta de cierta forma, pues se cree que los seres queridos no se van hasta que se dejan de recordarlos.
Por ello, cada año miles de personas ponen tanto en sus casas como en diversos puntos de la República Mexicana, majestuosas ofrendas, una de las tradiciones de mayor relevancia en el país, sin embargo, en cada una de ellas se colocan diferentes elementos los cuales tienen un significado.
Los altares del Día de Muertos están llenos de simbolismos y cada elemento tiene un por qué y un para qué.
El mantel, es el símbolo de pureza y alegría; la sal, purifica y ayuda a que el cuerpo no se corrompa por su viaje. Las veladoras, son la luz que ilumina el camino de las almas del mundo de los muertos al de los vivos, y el incienso purifica el ambiente para que las almas de los difuntos entren.
El papel picado de colores simboliza el viento, uno de los elementos de la naturaleza. La figura de un perro, Izcuintle, es quien guía a las almas para cruzar el río que los separa de la tierra de los muertos.
El petate simboliza donde las almas puedan descansar, las calaveritas representan los cráneos humanos de los altares llamados, tzompantli, en la época precolombina, donde se ofrendaban a los Dioses las cabezas de los cautivos sacrificados.
Las personas utilizan imágenes, comúnmente de índole religioso de acuerdo a sus creencias, además de colocar fotografías de los difuntos a quienes se les rendirá culto.
Entra tanto, las cenizas son el símbolo de nuestra condición humana, influencia de la religión católica “polvo eres y en polvo te convertirás”.
Las flores de cempasúchil son típicas para ofrendar a los muertos, éstas se utiliza en los altares para guiar a las almas de los difuntos, ya que su color encendido representa al Sol. Las bebidas ayudan a saciar la sed de los muertos, mientras que los dulces y la fruta representan alegría.
El pan de muerto es el resultado de la cultura indígena con la española, este pan hace remembranza a los sacrificios humanos que se realizaban en las culturas prehispánicas.
En las ofrendas también se exhiben los platillos de las almas que regresan a visitar la tierra de los vivos, entre los más típicos está el mole rojo, que es considerado un platillo de fiesta en México, compartió el diario El Universal.
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