Durante los últimos días, sea ha vivido una conmoción global, debido a lo sucedido en la redacción de Charlie Hebdo. En las redes sociales, se han generado debates desde varios ángulos y se opina libremente del tema gracias a la libertad de expresión per se que permite la plataforma.
Discutir acerca de si vale la pena conmoverse por la masacre, está de más cuando un crimen como ese, debe ser rechazado bajo cualquier circunstancia. El lenguaje bélico existe desde muchos frentes. La mercadotecnia, el entretenimiento, los deportes y en la plática de calle.
Por otro lado, algunos de los Líderes de Europa, se “subieron al tren”, durante la gran marcha celebrada en Francia, supuestamente conmovidos por el atentado y en defensa de la libre expresión. Hay saturación de violencia por todos lados y conmocionarse por ello, no ha cambiado nada, no hay acción y la voluntad política es nula.
No es difícil darse cuenta del cinismo político hoy en día, pero nunca sobra señalar el comportamiento de personajes que representan a las cúpulas de poder y que hoy se unen al reclamo ciudadano al mismo tiempo en que someten paises financieramente, amordazan a sus pueblos y bombardean niños en Medio Oriente. El lobo cuidando el gallinero.
Dice Marcelo Bielsa que a veces “el ejemplo más leve, es el más representativo” y puede que tenga razón.
De cara a todo este debate acerca de la libre expresión, hay que tomar en cuenta que personajes que han ejercido la libertad de prensa, como Julian Assange, Edward Snowden, Bradley Manning, Regina Martínez, el recién levantado Moisés Sanchez y los otros tantos en México y el mundo, siguen siendo perseguidos cuando esa “libertad” incomoda al sistema. Y aunque se dice que en Nigeria, un grupo de extremistas mató a 2.000 personas, hoy #NadieEsNigeria.
“La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”
Eduardo Galeano
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