Este grupo religioso está envuelto en polémica por el trabajo vocacional que realizan
Las hermanas de esta congregación supuestamente maltratan, manipulan y someten a las jovencitas para convertirlas en religiosas
Recientemente se dieron a conocer los abusos en contra de cientos de jovencitas que pretendían formar parte del grupo religioso Siervas del Plan de Dios, hermanas residentes en Perú.
Sofía, una joven de 19 años que viajó a ese país para descubrir si ser monja era su verdadera vocación en la vida, relata que un día a altas horas de la noche, una religiosa le ordenó ponerse traje de baño y meterse a la piscina no temperada. La instrucción era nadar de un extremo a otro e intensamente hasta que se les indicara lo contrario.
Mientras las mujeres nadaban, las hermanas les gritaban que debían estar dispuestas a todo por Dios. Al salir del agua, las hicieron ponerse frente a una cruz con los brazos abiertos imitando la posición de Jesús crucificado. Debían aguantar así mientras les preguntaban a gritos si amaban a Dios o si eran unas cobardes. Si una bajaba los brazos, los gritos aumentaban.
El grupo religioso de Las Siervas del Plan de Dios (SPD) son una congregación fundada el 15 de agosto de 1998 en Perú por Luis Fernando Figari, el mismo fundador del Sodalicio de Vida Cristiana (SodalitiumChristianae Vítae, SCV) a inicios de los 70, y quien hoy está acusado de abusos sexuales, de poder y maltrato psicológico contra miembros y ex miembros de la comunidad. La organización religiosa es también la controladora de la Universidad Gabriela Mistral en Perú.
SPD está presente en otros países como: Ecuador, Colombia, Estados Unidos, Angola, Filipinas, Italia y Chile.
Este grupo religioso ha estado envuelto en polémicas por el trabajo vocacional que realizan, las cuales incluyen maltrato psicológico, manipulación y autoritarismo.
Elisa Salinas recuerda que cuando su hija comenzó a frecuentar a las SPD, “pasaba harto tiempo con las hermanas. Era sábado, domingo, ya no teníamos almuerzos familiares y uno empieza a preguntarse qué onda y piensa que, como es Iglesia, todo es bueno, pero de repente empecé a sentir que la absorbían demasiado”.
Una situación similar vivió Claudia Muñoz, quien luego de hacerle saber a la hermana que tenía dudas vocacionales, ésta le puso una fecha límite para decidir si haría o no su promesa de candidata. Tuvo aproximadamente seis meses para tomar la decisión. Una vez que se cumplió el tiempo, se realizó la ceremonia y a sus padres les aviso dos días antes.
Los abusos y la presión social que sufren las adolescentes que quieren formar parte de este grupo religioso son severos. Las hermanas utilizan una especie de manipulación psicológica para convencer a las jovencitas que su lugar es junto a Dios.
Las jóvenes que aceptaban vivir el reto vocacional debían hacer en el ámbito de la oración, las labores solidarias, la relación familiar, los estudios, etc. En el caso de las jóvenes que eran candidatas, se hacía un horario sobre todas las actividades que se realizaban en el día, desde que se levantaban hasta la hora de dormir. Como cuenta Claudia Muñoz, “era muy estricto” y las Siervas “sabían todo lo que hacía”.
De acuerdo con otro testimonio, el padre y fundador de esta congregación Luis Fernando Figari, tenía un don para ver la capacidad de vocación de las adolescentes. Las monjas decían con orgullo que había sido él quien les había hecho ver su vocación.
“En ese momento era casi como la voz de Dios y las Siervas nos inculcaban el admirarlo, porque Dios hablaba a través de él”. Las hermanas se acercaban a él, “como si fuera un rey en un trono, muy sumisas”.
Para la SPD, la virginidad no es un impedimento para ser consagrada, sin embargo, un ex miembro del Sodalicio recuerda que “era comentario común en las comunidades que las que no eran vírgenes no podían ser Siervas y que ese era uno de los motivos de captarlas apenas iniciaban su adolescencia”. Esta idea, que no es oficial, habría nacido de la boca del propio fundador.
Las siervas proclamaban el tema de la obediencia como un idea primordial para la vida, “obedecer aunque no entendiéramos el porqué de las cosas, porque el que obedece nunca se equivoca”, dice una joven sometida.
El sacrificio también era parte de la experiencia. La mayoría de los días se realizaban rutinas de ejercicio intensas. “Yo no tenía una costumbre de hacer deporte y tampoco un estado físico favorable, pero en la experiencia me gritaban que debía darme al máximo o sería una cobarde”, recuerda una joven que pasó por esta etapa. Añade que por el esfuerzo físico varias jóvenes terminaban muy mal, incluso algunas se llegaron a desmayar o vomitar, pero lo veían como algo bueno, porque lo hacían por Dios.
Actualmente las Siervas del Plan de Dios son una organización religiosa vigente. La cual ha sabido seguir haciendo sus labores de convencimiento bajo un régimen duro y severo. Pese a las acusaciones en su contra por maltratos y abusos psicológico continúan convenciendo y trabajando en torno a la palabra de Dios y su llamado.
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