Por: Fernando Ortiz C.
Tal cual como acontece en el largometraje hollywoodense que lleva por nombre Rescatando al soldado Ryan, el cual narra la historia de un grupo de soldados americanos, encomendados a cumplir la misión de encontrar con vida al soldado James Francis Ryan, de igual manera el gobierno mexicano comandados por la Secretaría de Relaciones Exteriores y la PGR utilizó toda la maquinaria diplomática y lo que estuviera a su alcance para llevar a cabo la misión de rescate y evasión de la justica del “soldado” priista y asociado a cárteles de la droga, Moreira.
Ya empiezan las especulaciones, los dichos y acusaciones de uno y otro lado en torno a la aprensión y posterior liberación del exgobernador de Coahuila Humberto Moreira. Un gobierno mexicano servil y desbocado a encontrar cualquier resquicio para salvar de la cárcel a un personaje oscuro y continuamente vinculado a fraudes, lavado de dinero y asociación delictiva, motivos por lo cual la justicia española lo detuvo.
Moreira es la representación de ese político de antaño, amañado, luchando por el poder, unido de manera misteriosa a prácticas ilegales pero protegido de alguna u otra manera por su partido y la jerarquía de poderes fácticos que lo hacen impune frente a la justicia de nuestro país.
Qué podemos esperar de una persona que para deslindarse de sus responsabilidades se sincera diciendo que su defecto es confiar en la gente y a veces es traicionado; según él por confiado lo traicionan, como lo mencionó en alguna entrevista, con el fin de sacudirse las imputaciones de las irregularidades que se presentaron durante su mando en el gobierno de Coahuila.
Pero más allá de lo que este personaje hace tras las bambalinas del poder, el mayor señalamiento es el comportamiento servil y “logístico” del gobierno mexicano. La Secretaría de Relaciones Exteriores y la PGR buscando incansablemente la forma para rescatar a su vasallo. Cuando se hace justicia en otro país el gobierno mexicano busca la forma de que no se lleve a cabo.
Dichos van y vienen, el gobierno federal, en voz de Miguel Ángel Osorio Chong negando las acusaciones del diario El País que denuncian la gestión por parte de la cancillería mexicana para rescatar a su pupilo, señalando que no hay pruebas de la intervención del gobierno para que Moreira evada las imputaciones en su contra que se presentaron en España.
Son tan malas las versiones del gobierno mexicano en los casos más sonados en la actualidad (Casa Blanca, Ayotzinapa, asesinatos de periodistas, captura y recaptura del Chapo) que ya es imposible creer en una versión como la que pretenden formular dentro del gabinete de Enrique Peña Nieto, pero increíblemente surgen desde el interior del gabinete las historias más inverosímiles que dejan estupefactos a propios y extraños.
El cinismo es tal que el ex presidente del PRI al salir de la cárcel de Soto del Real, se presenta como una víctima, como si todo hubiera sido una triste confusión que le tocó a él sufrir. Antes muerto que sencillo dejó la cárcel portando una chamarra de más de veinte mil pesos para cubrirse de la lluvia. Una manzana fue su alimento, tal vez como símbolo de la corrupción o de la eternidad de la misma.
Ya completada la misión de rescatar al soldado de la corrupción, surge del propio rescatado y víctima de acusaciones sin fundamento (según él) que se ha manchado su honor; déjeme decirle señor Moreira que su honor no ha sido manchado, carece honor como para que éste sufra de algún daño, además en caso de que tuviera una pizca de honorabilidad no necesita de nadie para mancharlo y desperdigarlo, usted mismo lo ha llevado al traste y destrozado con sus acciones.
Lo increíble, o lo inexplicable, es que las acusaciones contra la persona de Humberto Moreira datan desde el sexenio de Felipe Calderón, y éste ha librado a la justicia de mil maneras, tal es así que el propio Moreira acepta y menciona que llevan años acusándolo y que hasta hoy no se le ha podido comprobar nada. Y claro, cuando existía la remota esperanza de que se descubriera algo, el rescate se gestionó y se pudo librar de encarar la denuncia en su contra en otra nación.
Pues entonces no queda más que decir “misión cumplida”; la impunidad, el tráfico de influencias y el cinismo han vuelto a lograr su objetivo. Aplausos y sonrisas de seguro se podrán escuchar y observar en Los Pinos, mientras que en España se quedaron con las ganas de encarcelar al exgobernador. Y tal como ocurre en la película el rescate del soldado Ryan, el escuadrón fue por él a su salvamento y lo trajo con bien a su hogar… Patético.
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