En un país donde cerca del 98% de la población se considera que es de la misma raza, esta reina de belleza dice que fue intimidada por ser diferente.
Una reina de belleza en Japón mestiza enfrenta críticas por no ser lo suficientemente japonesa.
Mitad japonesa y mitad afroestadounidense, la Miss Nagasaki Ariana Miyamoto, es la primera contendiente a Miss Universo de Japón de dos razas.
Algunos dicen que ella no representa el origen demográfico de Japón, mientras que otros defienden a la modelo, orgullosos de que ella supere los obstáculos raciales y ayude a ampliar la definición de lo que significa ser japonés.
Pero cambiar las percepciones en ese país puede ser una lucha cuesta arriba. En una cultura que normalmente prefiere lo pálido —donde la piel blanca se considera como “japonés puro” y un símbolo de la belleza— la mujer de piel más oscura coronada la semana pasada remueve todo.
En un paseo por el distrito de la moda de Harajuku de Tokio el martes, la escultural joven de 20 años atraía las miradas, a los fotógrafos y las multitudes curiosas.
Con una madre japonesa y padre de origen negro de Estados Unidos, Miyamoto es “haafu”, lo que significa en la nación oriental “medio japonesa”.
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