Por Manuel Tenedor*
El hecho de que a 4 años de aprobada la Reforma Educativa todavía se tenga que explicar su contenido me dice mucho del México en el que vivimos actualmente. Enajenado, tibio e ignorante de su realidad sin darse cuenta que lo es.
De entrada está prohibido olvidar el origen de esta reforma constitucional que fue aprobada por consigna y previamente acordada en el Pacto por México entre PRI-PAN y PRD y avalada por el Congreso sin debate. Incluso si vamos más a fondo, resulta aún menos legítima si recordamos que Enrique Peña Nieto llegó a la presidencia por fraude electoral. La Reforma Educativa es meramente administrativa y laboral, no contiene un plan pedagógico ni se ocupa de mejoras en la educación ni en el acceso a ella sino que obedece a presiones de organismos neoliberales como la OCDE por lo que parece que dicha reforma apunta más a una privatización futura de la educación pública y no a su mejora. El conflicto entre la CNTE y el Gobierno Federal se reavivó con las recientes detenciones de Rubén Núñez y Francisco Villalobos, secretario y subsecretario de la Sección 22, respectivamente. El primero acusado de lavado de dinero por 24 millones (lejos del saqueo de Moreira y los 86 millones de la Casa Blanca de EPN) y a Villalobos de robar libros de texto. Hasta en corrupción, hay niveles. Y todo se agravó con el enfrentamiento en Nochixtlán.
Alrededor de las movilizaciones de maestros hay dos posturas muy firmes, la de los más conservadores que argumentan con el respeto a los protocolos y el chantaje de los niños como carne de cañón. Otros apoyamos las protestas justas y necesarias del magisterio. La neutralidad en este conflicto no está aportando nada y la opinión civil renuente en apoyar dichas manifestaciones me parece que son resultado de la falta de conocimiento del tema y las exitosas campañas de manipulación por parte de medios de comunicación. A estas alturas los fascistas de closet justifican la represión del Estado en contra de los maestros y a cualquier otro movimiento social en pie de lucha contra la sanguinaria dictadura neoliberal en México. Pareciera que el Estado está autorizado para desaparecer civiles, mentir en su informes, manipular investigaciones y hasta ignorar recomendaciones de la Comisión Internacional de Derechos Humanos pero que a nadie se le ocurra protestar y tapar una calle porque la sociedad civil entra en pánico.
Los maestros han declarado desde hace años que no están en contra de la evaluación pero sí en contra del TIPO de evaluación ya que se reduce a una mera medición mediante exámenes estandarizados de opción múltiple, que mide de la misma manera a un maestro que trabaja en la montaña de Guerrero que a uno que trabaja en una zona urbana, cuando bien sabemos que las condiciones de trabajo entre uno y otro son muy pero muy distintas. La evaluación condiciona derechos ganados constitucionalmente y la reforma no toma en cuenta la diversidad cultural y socioeconómica de México que presume a casi 32 millones de mexicanos en rezago educativo y niveles de pobreza que no son culpa de los maestros. La violación permanente de derechos humanos, la impunidad, el asesinato y desaparición de maestros, estudiantes, periodistas y ciudadanos, curiosamente parece no importarle ni a la OEA ni a la prensa internacional que tanto jode con Venezuela y en muchos aspectos ya estamos peor, pero bueno, tenemos papel de baño.
Es ingenuo pensar que una reforma promovida por un presidente que no lee, que se impone con balas y sin consultar al pueblo, pueda ser buena, pero más ingenuo todavía resulta creer que esos “Fresas” neoliberales tienen buenas intenciones en reformar la educación pública cuando lo “público” es precisamente lo que detestan.
*Twitter: @ManuelTenedor
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