Ya sacaron las garras los dinosaurios del PRI con la guerra sucia que tanto les caracteriza. En este México, repleto de opiniones, cuando se habla de López Obrador, es probable toparse con entrecejos fruncidos, enojo y más mentadas incluso que hacia el mismo Presidente, resultado en gran parte, por los estigmas mediáticos que fecundó el panismo.
La “reptiliza” pesada del PRI conformada por: César Camacho, presidente Nacional, Gamboa Patrón, líder del PRI en el Senado y Beltrones Rivera líder de la bancada priista en la Cámara de Diputados, salieron a informar a la ciudadanía, acerca de los vínculos del Peje con el hoy prófugo edil de Iguala, Jose Luis Abarca, siendo una foto, prueba suficiente para argumentar tan fuerte acusación. Sin duda, ardió mucho en el seno del PRI, que AMLO pidiera públicamente la renuncia de Peña Nieto ante un Zócalo repleto de simpatizantes del tabasqueño.
Y como era de esperarse, cual efecto dominó, el show mediático comenzó desde los mismos periódicos de siempre y desde las mismas plumas que acostumbran “engordarle el caldo” al Gobierno de Peña Nieto.
No se trata de lavar culpas ni enmendar errores del Peje, sin duda su actuar político ha dejado mucho que desear en los últimos años, como declarar que no conocía a Abarca, pero es necesario recordar todo lo que se le ha inventado durante su carrera política, desde pintarlo como un dictador hasta acusarlo de asesino de su hermano. Ahora resulta que con una foto de campaña quieren involucrar al Peje del crimen en Ayotzinapa y deslindar al gobierno ineficaz, que a más de un mes de haber sido cometido el crimen, pocos avances reales hay en la investigación, lo cual ha llevado a la exhibición pública – nacional e internacional- de la ineptitud del Estado para resolverlo.
El país sigue encendido, la inconformidad se expande y los distractores mediáticos son constantes. En caso de que AMLO como cualquier otro político, haya cometido algún delito, deberá pagar por ello con todo el rigor de la ley, pero eso sí, no antes de que el Estado resuelva el asesinato de los Normalistas en Ayotzinapa.
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
POR: Manuel Tenedor
@ManuelTenedor
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