Esto se da a pesar de que el gobierno incrementó el número de familias apoyadas
En 2015, 43.6 por ciento de las familias beneficiarias incorporadas, aun con el apoyo de Prospera y el ingreso promedio de la familia, no disponían de un ingreso suficiente para acceder a la canasta básica alimentaria
A pesar de que el gobierno federal aumentó la cobertura alimenticia de familias marginadas a través de programas como Prospera, no se ha observado un “decremento significativo o contención de la pobreza”, acusó la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
“‘No obstante los resultados, la experiencia ha probado que la sola ampliación de capacidades básicas en las familias en pobreza no es suficiente para reducir su condición”, dijo la ASF.
Dentro de la revisión de la cuenta pública 2015, la Auditoría llevó a cabo un amplio estudio sobre la evolución de dicho programa, desde su creación en 1997 hasta 2015, señalando que le hecho de que “las crisis económicas continúen siendo factores determinantes en el incremento de la pobreza indica que los mecanismos de autodefensa frente a esas vicisitudes no pueden considerarse consolidados”.
El órgano auditor informó que Prospera ha mejorado en su avance territorial, alcanzando a más localidades, ya que en 1998 se tenía un 17.1 por ciento de cobertura y en 2015 se registró 58 por ciento, por lo que se ha llegado a comunidades más aisladas.
Tan sólo en 2015, el programa gubernamental atendió a 6.1 millones de familias de las 28.1 millones que habitaron en los sitios que se buscaba alcanzar, representando un incremento de 13.7 puntos porcentuales respecto de la cobertura de 8.2 por ciento registrada en 1998.
Esto se mide gracias a factores como: la inclusión de familias en el programa se sujeta tanto a su disposición presupuestal como a la capacidad que tengan los sectores educativos y de salud de atender a dichas familias.
La presencia de Prospera se dio más en zonas clasificadas de alta marginación ya que en 2015, 63 por ciento de las 3.3 millones de familias de las 5.3 millones que habitaron las localidades estuvieron en el programa, proporción superior en 18.1 puntos porcentuales a 44.9 por ciento registrado en 1998.
Otro de los puntos que la ASF destacó fue la evolución en los apoyos otorgados para mejorar la alimentación de las familias.
“El monto del apoyo alimentario se incrementó en 39.7 por ciento, al pasar de 239.8 en 1998 a 335 pesos constantes en 2015; de 2008 a 2015, el apoyo complementario fue creciente, al pasar de 70 a 140 pesos constantes, lo que significó un aumento de 98.3 por ciento, aunque el monto del apoyo infantil disminuyó en 8.1 por ciento, en términos reales, al pasar de 130 pesos en 2010 a 120 pesos constantes en 2015, y de 2006 a 2015 la cantidad de dinero que los adultos mayores pudieron recibir fue creciente, al pasar de 357 a 370”.
Sin embargo, la Auditoría señaló que estas cifras no son suficientes para “cubrir el costo de una canasta básica alimentaria, ya que una familia podría adquirirla sólo para uno de sus integrantes en el ámbito rural”.
“En 2015, 43.6 por ciento de las familias beneficiarias incorporadas, aun con el apoyo de Prospera y el ingreso promedio de la familia, no disponían de un ingreso suficiente para acceder a la canasta básica alimentaria”, dijo el órgano.
Por lo anterior, concluyeron que este programa puede “concebirse como ayuda para los bolsillos de las familias pobres, en cuanto a la adquisición de alimentos, pero su contribución fue paliativa, ya que al plantearse como programa no asistencialista y proponerse no sostener totalmente a las personas, el aporte fue marginal en relación con lo necesario para adquirir una canasta básica”.
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