
Ernesto desapareció un tiempo mientras migraba de Sinaloa hacia Estados Unidos
El joven aseguró que no se había comunicado antes con su familia ya que no quería contarle de sus planes sin antes llevarlos a cabo
Primero a Ernesto lo dieron por desaparecido y después por muerto, por ello sus familiares lo velaron y enterraron en El Quelite, municipio de Mazatlán, en Sinaloa, sin embargo, días más tarde él se comunicó con su familia para avisarles que se había ido de indocumentado a Estados Unidos.
Por ello, la persona que fue enterrada en El Quelite tuvo que ser exhumada por la Procuraduría General de Justicia (PGJ) del estado el pasado sábado 3 de febrero, esto a pesar de que los familiares ya habían notificado del reencuentro con Ernesto.
La Procuraduría hizo porque no siguió los protocolos de entrega de cuerpos, los cuales exigen hacerles pruebas de ADN a los cuerpos.
Hasta el momento el sujeto que salió del panteón no ha sido identificado por sus verdaderos familiares.
Toda esta confusión comenzó en noviembre de 2014, cuando Ernesto salió a Culiacán para encontrarse con una persona aunque luego volvería con su familia, aunque al llegar la noche el joven no regresó, lo cual alertó a sus familiares.
“Mi hermano no aparecía, no me contestaba, yo estaba muy preocupada y por más que le marcaba de plano no contestaba, yo ya no sabía qué hacer, porque dijo que iba a regresar”, dijo Janneth, hermana de Ernesto.
Después de esto, la herma y la madre de Ernesto acudieron a Culiacán para buscarlo, acudiendo a hospitales, a la Policía Municipal y al Penal, aunque lo único que les dijeron fue que en el Servicio Médico Forense (Semefo) habían reportado los cuerpos de dos personas asesinadas.
Al llegar al Semefo, los familiares pudieron reconocer unas cicatrices en los pies que eran muy parecidas a las de Ernesto, por lo que el Ministerio Público en Homicidio Doloso, Juan Carlos Carreón comenzó con los trámites para entregar el cuerpo a los familiares.
El cuerpo fue entregado sin que le realizaran pruebas de ADN, ya que de acuerdo con Carreón “no se puede negar a un familiar que dice reconocerlo y trae su acta de nacimiento”.
Fue el 15 de diciembre de 2014 cuando el cuerpo fue velado, incluso con el féretro abierto para que los amigos y familiares pudieran despedirse de él.
“Incluso una tía muy mal se puso de verlo, pues no podíamos creer lo que le había pasado, porque ningún problema tenía para que lo hubieran matado de esa forma, eso pensábamos nosotros”, narró Janneth.
A pesar de esto, tiempo después de haber enterrado a “Ernesto”, éste se comunicó con su familia, a quienes les aseguró que no había dicho nada de ello porque anteriormente lo contaba pero terminaba por no hacerlo.
“A los días recibí una llamada yo, a mi celular, y me dice, estoy bien, llegué con bien, ‘¿qué?’ le digo, ‘eres tú’ me dijo, y entonces le pregunté quién hablaba y le dijo que era él, mi hermano y sinceramente no podía creerlo”, narró.
Fue hasta el 21 de mayo del año pasado cuando Ernesto regresó con su madre y hermana, aunque la visita fue de urgencia, ya que dos de sus hermanos habían desaparecido.
“A él le avisamos y es cuando decidió venirse, esa fue la causa del por qué se regresó”, dijo la herma.
Cabe señalar que la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas declaró a El Quelite como una de las zonas propensas a tener decenas de personas desaparecidas, enterradas en fosas clandestinas, mismas que no han sido denunciadas por temor a futuras represalias.
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