Irrumpieron en su casa e hicieron destrozos
Les dejaron graves heridas, rompieron vidrios, puertas, aventaron un refrigerador y un comal
Los hermanos Andrés Efraín y José Anteonio Lemus Soto, y sus familiares denunciaron haber sido víctimas de un brutal abuso policíaco en la colonia Las Mandarinas en León, Guanajuato. Los dos hombres, presuntamente, fueron golpeados en su casa y en un terreno baldío por elementos de la policía estatal y municipal la noche del pasado domingo 16 de octubre.
Andrés circulaba sobre el bulevar Cereza y el cruce de la calle Papaya, cuando un oficial de la Policía Municipal junto con su compañera lo detuvieron porque no llevaba un casco de protección y la moto no tenía placas de circulación. El elemento de seguridad le dijo que iba a llamar a la Dirección de Tránsito Municipal y Andrés aseguró que no había ningún problema ya que llevaba consigo su licencia de conducir.
El denunciante señaló que después de le hicieron una revisión y lo esposaron. Andrés le reclamó a la mujer que lo esposó y ella le comentó que era por su propia seguridad puesto que días antes un hombre había matado a un policía en la colonia Los Laureles.
Andrés le pidió a los elementos realizar una llamada de que lo habían detenido, pero los oficiales se lo impidieron, aún así el hombre sacó su teléfono y le avisó a su hermano José Antonio. Acto seguido, uno de los policías le quitó el celular y lo escondió. Después de reclamar, la agente lo golpeó en el brazo con un tolete, el denunciante se quejó y, según se testimonio, la policía lo golpeó de nuevo.
Cuando José Antonio arribó, notó cómo los elementos golpeaban con el tolete a su hermano por lo que se metió a la trifulca y les pidió que dejaran en paz a Andrés. Inmediatamente los elementos empezaron a golpear a Antonio, por lo que éste se escapó: “me vine corriendo a mi casa y me comenzaron a seguir como siete elementos”, contó el afectado.
En el hogar estaban familiares de los hermanos, una mujer embarazada y menores de edad, que detallaron que lo que vivieron les causó secuelas morales, físicas y económicas.
Los elementos irrumpieron a la fuerza en el domicilio, rompieron a patadas las puertas de al menos dos cuartos, aventaron un refrigerador que resultó dañado, junto con un comal con el que la madre preparaba tacos al vapor.
Además insultaron a los presentes y rompieron los vidrios de varias ventanas.
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