La mitad de los niños y adolescentes viven en la pobreza y la quinta parte no tienen ni qué comer
En la CDMX el gobierno creó un programa para atender a niños que pasan sus días en los cruceros
En la Ciudad de México para algunos infantes no hay nada que festejar en este Día del Niño, pues, sin importar las inclemencias del tiempo pasan gran parte del día en un crucero, en la esquina de una avenida o en un camellón bajo condiciones poco humanas y con el peligro de tener algún accidente, mientras sus padres venden botellas de agua, cigarros o dulces a los automovilistas que paran con la luz roja del semáforo. Además de todos los menores que recibirán este día entre la pobreza y el hambre en todo el país.
En este contexto el Gobierno de la Ciudad de México elaboró un modelo de atención llamado Niñas y niños fuera de peligro, con el cual pretende garantizar sus derechos a la alimentación, educación, salud y esparcimiento para impedir algún daño, o hasta su muerte.
Para empezar el secretario de Desarrollo Social (Sedesol) capitalino, José Ramón Amieva Gálvez, que esto no es para criminalizar a nadie, ni tampoco se trata de realizar una limpieza social, ni mucho menos quitarles los niños a sus padres; por el contrario, el punto es ofrecerles un espacio donde sus hijos puedan estar seguros mientras ellos trabajan.
Dijo que la inquietud nació debido al fallecimiento de una niña de tres años, hace unos meses, quien fue atropellada en Viaducto y Circuito Interior.
“El secretario nos pidió ir al Ministerio Público para ayudar a la familia, al llegar la madre nos dijo que vendía en esa esquina, pero que se retiró para ir al baño. Deja a sus hijas, de siete y tres años, en el camellón, la mayor agarra de la mano a su hermana y cruzan la calle justo en el momento en que se pone la luz verde”, precisió Alejandro Nuevo Tinoco, responsable del nuevo programa.
Durante el último mes, miembros del Centro de Asistencia e Integración Social (CAIS) Coruña Jóvenes, a cargo de Héctor Maldonado, han recorrido la CDMX a bordo de un camioneta con el rótulo “Niñas y niños fuera de peligro” para localizar a los menores que pueden estar en riesgo.
Primero se debe informar y convencer a los padres de la nobleza del programa, luego invitarlos a conocer las instalaciones en donde dejarían a sus hijos.
Si acceden, debe firmar una carta-compromiso, que se anexa al expediente que se inicia de cada menor, junto a los resultados de las valoraciones médica y odontológica que se les realiza al llegar, resumió Maldonado.
Los padres son quienes establecen la hora para que el vehículo pase por los pequeños para llevarlos al centro y luego regresarlos al crucero.
Luego de oír a los trabjadores, Rosario, quien vende botellas de agua en uno de los cruceros de Río Churubusco, acepta ir al CAIS. Lleva en brazos a su bebé de dos meses, a su hija Carmen y su sobrino Beto “Sí me da confianza la ayuda que nos ofrecen; así puedo trabajar más tranquila, ahora tengo miedo de que mi hija se cruce la avenida o se la lleve alguien hasta con un dulce”, dice
De acuerdo con datos del INEGI más de 19 millones de infantes y adolescentes recibieron el día del niño entra la pobreza en el país, esto representa la mitad de los 39.2 millones que hay en la república. De estos, más de la quinta padre no tienen ni qué comer.
Esto aunado a los mencionados menores que pasan su días en cruceros con una caja de cartón como cuna, o un piso de tierra para jugar.
Fuente: La Jornada
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