Por Pablo Montaño
Don Pañuelo decidió que el reportaje sobre la tesis plagiada de Peña Nieto era una afronta contra su universidad y no lo iba a tolerar. Alineado con la declaración de corte estalinista de la Secretaría General del PRI, Carolina Monroy, Alejandro Marín se lanzó en kamikaze con un video de 67 segundos; tiempo suficiente para darnos a entender lo mal que llevamos la crítica y las cuestiones académicas en nuestro país. Su mensaje carece de hechos (contrario al reportaje) y busca sostener una idea de ética y exigencia académica en su mera opinión. Hoy, sus padres lamentan la fortuna invertida en la educación de un futuro abogado que está “seguro que nadie tiene el derecho de poner en tela de juicio” los valores y lo que es pertenecer a su facultad.
Una vez más, un escándalo nos genera una reacción en cadena que nos da material para el análisis, la burla y la depresión. Primero, están los que se niegan a entender la gravedad del plagio del Presidente, muestra de menosprecio por el trabajo académico e intelectual. Después, tenemos un magistrado del Poder Judicial de la CDMX (director de tesis de Enrique Peña Nieto) que asegura que las comillas desaparecieron en la imprenta, con todo y pie de página y cualquier insinuación de referencia a las obras plagiadas. Pasamos por el compañero de pañuelo y de orgullo incuestionable por la Universidad Panamericana (de valores exentos de juicio) y cerramos con nuestras limitadas alternativas para atender escándalos e ilícitos.
Este sexenio deja en evidencia la incapacidad de las instituciones de justicia para investigar y perseguir las faltas del Presidente y su primer círculo. Evidentemente, para Peña su tesis no será su caída, pero agregamos un nuevo umbral de corrupción y vergüenza; y aunque el buen Alejandro se enfade, la calidad académica de la UP y sus valores, quedan en tela de juicio hasta que ésta defina cómo tratará el plagio presidencial. Por lo pronto, me queda claro que en la facultad de Derecho de la Universidad Panamericana debe haber más de un alumno preocupado por las vergüenzas de más de un presidente.
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