Peña le dijo que era el tipo de casos que le gustaba resolver, besó a la pequeña y pidió que tomaran sus datos, jamás la ayudaron.
María Guadalupe González Zúñiga es una joven madre que el 8 de abril de 2014 empujó a elementos del Estado Mayor Presidencial (EM) para poder acercarse al presidente Enrique Peña Nieto.
Peña había ido a Chilchota, Michoacán, para dar continuidad a la Cruzada contra el Hambre, estaba acompañado de la entonces titular de Sedesol Rosario Robles, el entonces gobernador Fausto Vallejo y Alfredo Castillo, excomisionado para la seguridad en la entidad, mientras que la mujer llevaba en brazos a su hija Ariana Aparicio Gonzáles, que está enferma.
“¡Señor presidente!, ¡señor presidente!”, gritó mientras se acercaba al priista para decirle: “Mi hija tiene una enfermedad, tiene escoliosis congénita”.
En respuesta, Peña Nieto abrazó a la niña, le dio un beso y le dijo: “Estos son los casos que me gusta resolver”.
“Pídanle los datos a la señora y a la niña”, expresó y una persona se acercó y entregó a la mujer una tarjeta con un número celular anotado y siguió el evento.
Días después, María Guadalupe marcó al celular con lada de Morelia, con la esperanza de recibir la ansiada ayuda, pero luego de que explicó su caso, le respondieron: “Aquí no conocemos a ningún Peña Nieto ni es la Presidencia de la República”, y colgaron.
Han pasado más de dos años y sigue esperando la ayuda prometida por el presidente.
Fuente: Proceso
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