Durante el año exacto que duró todo el proceso legislativo para aprobar la reforma constitucional en materia energética -desde que el presidente Enrique Peña Nieto presentó la iniciativa el 12 de agosto de 2013, hasta que se aprobaron las Leyes secundarias, el 11 de agosto de 2014-, el Gobierno Federal gastó poco más de mil 181 millones de pesos en propaganda.
La estrategia de comunicación que fue desplegada en TV, radio, medios impresos e internet, utilizó fondos públicos provenientes de Petróleos Mexicanos (Pemex), la Secretaría de Energía (Sener) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de acuerdo con respuestas de información pública entregadas a través de la Ley federal de transparencia, y en las cuales se detallan los montos y medios que fueron beneficiados. Los montos gastados en esta campaña, hasta ahora, no se conocían.
Aquel 12 de agosto, durante la presentación de la iniciativa que envió al Senado, Peña Nieto señaló desde Los Pinos: “Con la reforma que propongo, el petróleo y los demás hidrocarburos continuarán como patrimonio exclusivo de la Nación. Los mexicanos seguiremos siendo los dueños de la renta petrolera…” Horas después siguió un mensaje del Presidente en cadena nacional.
Y al día siguiente, el Gobierno Federal echó a andar una maquinaria de comunicación que incluyó spots televisivos y radiofónicos en rotación incesante, desplegados a páginas completas en diarios y revistas, y banners en páginas de internet con un objetivo claro: difundir los beneficios de su reforma, como reducir los costos de la gasolina y los recibos de gas y luz, y más empleos. El mensaje se repitió sin cesar durante un año. Aquel 13 de agosto, el Gobierno Federal pagó 2.7 millones de pesos por inserciones en 80 diarios del país.
A lo largo de los meses, el gobierno de Peña Nieto echó mano de la imagen del presidente Lázaro Cárdenas, el responsable de la expropiación petrolera de 1938, para defender su reforma bajo la idea de que no era privatización, o de niños disfrutando del futuro pletórico que supuestamente traerá la apertura energética. En cada spot, una promesa.
La campaña, no obstante, distó mucho de ser información al servicio de la población y del ejercicio de sus derechos. Justine Dupuy, investigadora del centro de análisis Fundar y responsable de elaborar un informe anual sobre el gasto en publicidad oficial a nivel federal y estatal, es contundente:
“Con el caso de la reforma energética, vimos como el Gobierno Federal usó recursos públicos para su propio beneficio, es decir, para promover una idea, su idea, entre la población. Y eso dista mucho del concepto de publicidad oficial, que se supone debe servir a la ciudadanía para su toma de decisiones”.
A pesar del gasto multimillonario en la campaña de difusión, éste no fue decisivo para que la reforma de Peña Nieto fuera aprobada, pues desde el inicio su partido, el PRI, junto con el PAN, el PVEM y Nueva Alianza, reunía los votos necesarios: en el Senado obtuvo 95 votos a favor y 28 en contra, mientras que en San Lázaro juntó 354 en pro y hubo 131 en rechazo. Algo idéntico sucedió en los estados: en menos de cuatro días, 17 congresos estatales habían aprobado los cambios a la Constitución.
Los fondos para difundir la reforma emergieron de los ejercicios presupuestales 2013 y 2014. En el primer año, de acuerdo con los documentos oficiales entregados por la SENER, la CFE y PEMEX, se gastaron mil 20 millones 142 mil pesos. Al siguiente año, la cifra disminuyó a casi 161 millones.
La CFE fue la entidad que más recursos aportó, con 535.5 millones de pesos, seguida de la Sener, la cual destinó poco más de 410 millones. Finalmente, Pemex dio 235.5 millones.
Durante la fallida reforma energética que impulsó el expresidente Felipe Calderón en el año 2008, las mismas tres dependencias reportaron un gasto conjunto de 258 millones de pesos para difundir la iniciativa, casi un 25 por ciento de todo lo que se gastó en el año para difundir la reforma de Peña Nieto.
Los expertos son críticos al opinar sobre la campaña de la reforma energética. Mario Campos, profesor de la Universidad Iberoamericana y columnista dedicado al análisis de medios de comunicación, considera que la campaña estuvo marcada por promesas hasta ahora incumplidas.
“Una campaña es buena o mala por el efecto que tiene y la expectativa que genera. Y esas promesas no se han visto cumplidas hasta ahora. En términos generales creo que es una campaña que no logró conectar con la mayoría de la opinión pública”, consideró.
Campos continúa: “Me parece legítimo que el Gobierno difunda su proyecto, es una obligación que no sólo busque los votos en su propio nicho sino que aspire a consensos, pues un gobierno está obligado a a explicar y convencer a la opinión pública. El foco está en cómo lo hace. Habría que cuestionar si los argumentos que presentaron en la campaña fueron verdaderos, si estaban sustentados o si sólo fueron promesas demagógicas. Otro punto es cómo se ejerció el presupuesto de comunicación y a qué medios incluyeron”.
“Peñabots” interviniendo Twitter
Además de mucho dinero, el gobierno echó mano, también, de herramientas cibernéticas para impedir y desviar la conversación, el debate y la polémica obligada a través de las redes sociales. A raíz de las revelaciones de Cabrera en Aristegui Noticias, resulta pertinente recuperar otra investigación científico- periodística publicada por este Sitio, justamente cuando la reforma energética estaba en proceso de aprobación.
En septiembre 2013, Aristegui Noticias presentó un estudio realizado por la empresa MESURA, de Carlos Paez, el cual detalla cómo existió una interferencia inducida en la conversación social de las redes, a través de cuentas que resultaron de funcionarios y oficinas gubernamentales en Twitter a favor de esa reforma que permitiría la participación privada, nacional y extranjera, en tareas que, hasta ese momento, estaban expresamente prohibida en la Constitución.
La estrategia limitó y trastocó, seriamente, las posibilidades que la sociedad tenía para contrastar opiniones, debatir, polemizar y obtener información crítica sobre la reforma y sus alcances.
En aquel entonces se evidenció que funcionarios públicos, gobernadores y usuarios anónimos cercanos al presidente Enrique Peña Nieto en Twitter, lograron minimizar y, a veces nulificar, las menciones en contra de la reforma energética en la red social de Twitter.
La iniciativa presentada el 14 de agosto de 2013 por el presidente Enrique Peña Nieto, generó un intenso debate en redes sociales entre tres grupos: los neutrales y quienes rechazaron de inmediato la iniciativa. A ello se sumó la cargada oficial: los que apoyan a propuesta de Peña Nieto. La lucha fue dispareja porque la parte oficial contó con recursos que enviaron masivamente mensajes en una estrategia cuyo propósito era aniquilar el debate y la polémica sobre la reforma. A juzgar por lo que pasó pero, sobre todo por lo que no pasó, esa estrategia – si bien antidemocrática e inquietante – resultó, por demás eficaz para quien la puso en marcha.
MESURA identificó un comportamiento atípico de cuentas a favor en el número de conexiones de tuits, respuestas (replays) y menciones entre funcionarios federales y el gobernador de extracción priista de Quintana Roo, Roberto Borgue, un estado que no destaca en materia petrolera.
Carlos Páez, director de Mesura, reveló que se habrían usado robots para multiplicar las opiniones a favor de #ReformaEnergética y anular la conversación “negativa” o crítica hacia este tema.
Páez reveló que través de las cuentas de Twitter del presidente Enrique Peña Nieto(@EPN); el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong (@OsorioChong), del gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge (@BetoBorge), y de la cuenta de ese gobierno estatal (@GobEdoQRoo), se enviaron o reenviaron hasta 60 mil mensajes, que sólo fueron posibles con la operación de robots o bots.
Esa operación generó un ”tumor” en la conversación original.
“El tumor se formó entre esas 4 cuentas principales… Registramos entre 10 y 12 tuits emitidos por @BetoBorge, que tuvieron entre 5 y 6 mil retuits en menos de 90 segundos… eso es imposible orgánicamente”, señaló Paez.
El especialista consideró que las réplicas a través de cuentas falsas “nublan la red” y dan la sensación o la impresión de que predomina el sí o los argumentos favorables en la discusión, pues a través de esos mensajes se difundió, por ejemplo, el mensaje de: “Con la Reforma Energética bajarían los precios de la luz y el gas”.
Fuente: Aristegui Noticias
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