Se inspiró en los habitantes de barrios pobres
Probablemente, la palabra Cantinflas nació luego de que el público le gritara: “¡cuánto inflas!”
Discursos sin sentido que reflejan una crítica social todavía vigente, así eran las películas de Mario Moreno ‘Cantinflas’, quien nació hace 107 años.
“Parece que se ha ido, pero no es cierto”, dice su epitafio y es verdad, tras 25 años, el actor aún tiene presencia en la cultura popular y cinematográfica.
En vida fue considerado el Charles Chaplin mexicano, tras su muerte su legado sigue presente hasta en la lengua española con el verbo cantinflear: hablar mucho, sin decir nada concreto.
https://www.youtube.com/watch?v=PBLZV9npdac
Este verbo fue reconocido por la Real Academia de la Lengua Española en 1992, de acuerdo con El País.
Nació en una familia de escasos recursos, pero eso no fue impedimento para inscribirlo en una buena escuela, aunque él siempre mostró admiración por los actores callejeros.
Tuvo diversos trabajos: ayudante de zapatero, limpiabotas, cartero, químico, taxista, empleado de billar, boxeador y hasta torero.
https://www.youtube.com/watch?v=CslnWmUep3k
A sus 15 años acudió a una escuela agrícola del gobierno, mandado por sus padres; sin embargo, después de nueve meses se escapó hacia la costa del Pacífico, donde se sumó a las carpas mexicanas ambulantes y empezó su carrera como actor.
Ahí conoció a la que sería su esposa, Valentina Ivanova Zuvareff.
Al inicio en las carpas, sólo bailaba y realizaba acrobacias, pero un día tuvo que remplazar a un personaje.
Se puso tan nervioso que olvidó sus diálogos y empezó a hablar de forma rápida, atropellada y sin sentido.
El público se rió y él se motivó a seguir hablando lo primero que se le ocurría, sin una lógica.
Desde ese momento, Mario trabajó con una combinación de palabras ilógicas y en doble sentido, mala pronunciación, exageración salvaje y gestos cómicos.
Para terminar de crear a su personaje se inspiró en los habitantes de los barrios pobres.
Así nació Cantinflas, palabra que, se presume, creó luego de que el público le gritara: “¡Cuanto inflas!”
El resto ya es historia del cine mexicano y del país en general.
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