“Ni nos dimos cuenta, cuando 2 señores nos apuntaron con una pistola y un rifle grande. Nada más escuchamos ruidos muy fuertes y vimos como caían los tiros, corrimos, nos persiguieron como venados… no nos alcanzaron; pero hoy estamos aquí y no me gusta aquí porque hace mucho frío, dormimos en la tierra que está húmeda por la lluvia o el rocío, tenemos unos plásticos, pero apenas nos tapan un poco porque ya están rotos. Nos estamos enfermando porque hace mucho frío y hay agua por todos lados. Me da miedo estar aquí porque hay muchas víboras de coral, si nos pica una nos morimos…”
narra uno de los niños Tojolabales, víctima de persecución por parte de grupos paramilitares, protegidos por Velasco Coello.
El activista Armando Pérez afirma “el grupo de familias tojolabales desplazadas, está siendo asesinada, no solamente con armas, sino por el tipo de condición miserable, a la que han sometido a estas personas, lo más preocupante son los niños, son 12 y pequeños, hay un recién nacido, sin defensas, ni vitaminas. Es Velasco Coello quien está cometiendo una serie de afectaciones en contra de estos y otros grupos de indígenas, apoya a los grupos paramilitares con cobijas, despensas y recursos para que sigan atacando. Nunca se ha detenido el desalojo de indígenas, pero Velasco lo ha intensificado, es un racista”.
“Nosotros somos un grupo personas que cuando cumplimos los 17 años trabajamos en comunales y llegando los 18 años buscamos un mejor trabajo. Cerca de la comunidad Miguel Hidalgo, Chiapas, hay un predio de nombre ‘El Roble’, de 73 hectáreas que no están compradas por el gobierno. Pedimos audiencia con las autoridades de la comunidad y les planteamos que queríamos esas tierras para trabajarlas, para vivir con nuestras familias, pero nos las negaron y nos dijeron que no sabíamos lo que estábamos pidiendo, porque esas tierras son de los ejidatarios de Miguel Hidalgo”, explica Javier Pérez Jiménez.
El joven continúa narrando, “poco después tomaron las decisión de repartirse las tierras entre los 52 ejidatarios y nos dejaron fuera, y nos dijeron que si no nos parecía que nos fuéramos de Miguel Hidalgo, pero esas tierras siguieron desocupadas, abandonadas, como vimos que seguían sin usarlas, nos fuimos para allá, donde hay robles, el 1 de agosto de 2013 llegando ahí comenzaron las amenazas, que nos iban a secuestrar y a matar, pero no desistimos, somos gente honesta, no hacíamos nada malo”.
“El 9 de mayo de 2014 machetearon a un miembro de nuestra comunidad, Arturo Pérez López, nosotros acudimos a las instancias del gobierno y no nos hicieron caso, el 17 de diciembre de 2014 entraron los de Miguel Hidalgo con machetes, palos y armas, destruyeron dos casas y tres solares, incluido baños y gallineros de animales de corral”, afirma Javier.
“Recordamos aquel día tan terrible donde nos quisieron matar a todos. Nosotros nos corrimos y vimos como el señor Reynaldo López Pérez, que le dicen ‘el Tambo’, nos apuntó con su pistola, y el señor Carmelino López Pérez, que le dicen ‘Morlaco’, nos apuntó con un rifle grande”,recuerda otro niño indígena tojolabal.
Asegurando que, poco después la Procuraduría Agraria afirmó que el predio El Roble era un terreno sin dueño, que ni el gobierno era propietario, y tampoco la comunidad de Miguel Hidalgo. Pero poco después, el 23 de febrero, nuevamente llegó parte de la comunidad y entraron con machetes palos y rifles,
“iban 15 personas encapuchadas con armas y trajes negros, empezaron quemar nuestras casas, disparar a nuestros niños y mejor nos salimos porque teníamos miedo de que nos mataran”.
“No solamente había gente de Miguel Hidalgo, también 15 personas encapuchadas, sabíamos que venían de fuera, porque hablaban español y nosotros hablamos Tojolabal, además su vestimenta era diferente, estaban dirigidos por un líder político del Partido Verde Ecologista (PVEM)”.
Sobre el tema el Centro de Derechos Humanos (Frayba), asegura que la complicidad del estado de Chiapas, ante el desplazamiento forzado de las 57 personas tojolabales, quienes, pese a que ya no se encuentran en dicho predio, siguen viviendo en un estado de constante vulnerabilidad, amenaza y riesgo de una nueva agresión por integrantes del grupo de la comunidad Miguel Hidalgo conformado en la Organización Central Independiente Obrera Agrícola Campesina Histórica, (CIOAC-H).
“El gobierno de Manuel Velasco no sólo no ha asumió su responsabilidad y compromisos adquiridos frente a las familias desplazadas, al contrario, ha proporcionado protección gubernamental a los miembros de la CIOAC-H, actualmente el Centro de Derechos Humanos, cuenta con información documental de que existe una nueva amenaza que atenta contra la vida de Antonio Román López, a quien líderes de la CIOAC-H, han señalado en presencia de integrantes del Frayba y de autoridades estatales, como el responsable y dirigente de los pobladores. Así́ mismo se ha amenazado a las familias de un nuevo desplazamiento del lugar donde se encuentran”, comenta el grupo de activistas.
Y aseguran que de concretarse dicha acción, hacen responsable al gobierno estatal, quien de forma privada y pública tiene conocimiento pleno de lo que acontece en relación al desplazamiento forzado y sus condiciones que atentan contra la dignidad de las personas.
De la problemática lo que más preocupa a los desplazados y activistas chiapanecos son las enfermedades cada vez más constantes en los menores, ya que se encuentran vulnerables, sin defensa alguna, debido a la precaria alimentación, que a veces se convierte en nula, sumado a las condiciones insalubres de su vida diaria.
“Todos los días en Chiapas ocurre una masacre, violencia, dolor en las familias, muchas tragedias les suceden a los indígenas, en menos tiempo del que dura un irritable promocional de Velasco Coello; hoy un niño tendrá que dormir en tierra húmeda, se alegrará que por fin el largo día haya terminado, porque tiene la ilusión que mañana sí comerá, pero a Velasco se le han pasado rápido las 24 horas, entre los preparativos de su “austera” boda y su próxima campaña publicitaria”, sentencia Pérez.
“Carecemos de todos los servicios, no contamos con agua potable, para beber, para lavar nuestra ropa, para bañarnos, para preparar nuestros alimentos, para lavar nuestras manos, carecemos de baños, como consecuencia está generando enfermedades estomacales, fiebre, gastritis, tos y estrés, nos encontramos durmiendo en el suelo húmedo, pero nuestros otros compañeros y compañeras ya decidimos resistir hasta el final”. Un niño más, perteneciente a las familias desplazadas.
Con información de Revolución 3.0
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