Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, concluyó que los padres usan la tecnología móvil, como los teléfonos inteligentes y las tabletas, para controlar a sus hijos pequeños que tienen problemas de conducta.
“Sabemos que los padres de bebés y niños pequeños con una conducta difícil utilizan la televisión y los videos de forma desproporcionada como herramientas para calmarlos. En el estudio nos interesaba explorar si sucedía lo mismo con la tecnología móvil”, dijo a través de un comunicado de prensa la autora líder del estudio, la Dra. Jenny Radesky, del Hospital Pediátrico C.S. Mott, de la universidad.
“Encontramos que mientras menos control tenían los padres sobre la conducta de sus hijos y más frustrados se sentían al respecto, más probable era que recurrieran a los dispositivos móviles para ayudar a calmar a sus hijos”, apuntó Radesky, cuyos hallazgos aparecen en la edición de febrero de la revista especializada JAMA Pediatrics.
El estudio incluyó a 144 niños de 15 a 36 meses de edad, en familias de bajos ingresos. En éste se preguntó a sus padres con qué frecuencia permitían el uso de los teléfonos móviles y las tabletas en distintas situaciones.
En general, los dispositivos se utilizaban para “calmar” a los niños con dificultades sociales y emocionales, aseguraron los investigadores.
Sin embargo, según el estudio, el uso de la tecnología móvil de los padres no fue distinto para los niños con problemas socioemocionales y los demás niños en otras situaciones, como comer, estar en público, hacer las tareas del hogar o la hora de acostarse.
“Es necesario estudiar más si esta relación entre la tecnología digital y las dificultades en el desarrollo socioemocional se aplica también a una población más general de padres, y qué efecto podría tener en los resultados de los niños a largo plazo”, añadió la líder la investigación.
Radesky también enfatizó que estudios anteriores han mostrado que pasar mucho tiempo frente a la televisión puede afectar negativamente al desarrollo del lenguaje y social de los niños, en parte porque reduce la interacción entre humanos.
“Ahora que las pantallas pueden llevarse a todos lados, se han convertido en parte de nuestro espacio interpersonal”, dijo Radesky, quien añadió: “Nos interesa identificar las formas en que los dispositivos móviles a veces interfieren con la dinámica familiar, pero también cómo podemos usarlos para aumentar la conexión entre padres e hijos”.
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