De acuerdo con criterios científicos, la posibilidad de que los 43 normalistas de Ayotzinapa que están desaparecidos desde septiembre hayan sido cremados en el basurero de Cocula, Guerrero, como sostiene la principal hipótesis de la PGR sobre el caso, es prácticamente nula.
Un análisis científico realizado por investigadores universitarios asienta que para poder acreditar dicha tesis, en el sitio debieron aparecer restos de alambre de acero, pérdida de vegetación, huellas de que algunos cadáveres pudieron ser arrastrados o sangraron, piedras rotas producto de las altas temperaturas y un terreno prácticamente calcinado.
Jorge Antonio Montemayor Aldrete, especialista del Departamento de Estado Sólido del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ofreció una conferencia donde abonó elementos que confrontan la versión ofrecida por el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, quien el pasado 7 de noviembre dijo que los normalistas fueron incinerados hasta quedar en cenizas por miembros del crimen organizado en el tiradero de Cocula.
El académico de la UNAM –quien es experto en el trabajo de propiedades mecánicas de materiales, doctor en ciencias físicas y ha sido asesor en peritajes para la propia PGR, el Poder Judicial y recientemente apoyó en las investigaciones para conocer las causas de un accidente que sufrió un grupo de jóvenes universitarios en la carretera México-Toluca– presentó varios elementos con sustento científico para contradecir a la PGR.
Entre estos mostró fotografías recientes del lugar, muchas de ellas aparecidas en noviembre en varios medios de comunicación, en las que se observa que la vegetación del sitio no ha sido dañada. Recordó que de acuerdo con la hipótesis de PGR la presunta cremación (que alcanzó hasta mil 600 grados centígrados) se dio el 27 de septiembre, por lo que en menos de dos meses en ese terreno no puede crecer nueva vegetación y tendría que estar dañado por el nivel de calor que en teoría se alcanzó.
Otro elemento del análisis científico, que realizó en colaboración con Pablo Ugalde Vélez, maestro en ciencias de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azacapotzalco, es que debido a que se trata de una barranca, los criminales tuvieron que bajar arrastrando los cuerpos de los normalistas –pues de acuerdo a la versión oficial algunos ya iban muertos—, esto debió causar que en el terreno quedaran restos de ADN.
Y es que los cuerpos pudieron dejar sangre en la tierra, se pudieron golpear con alguna piedra y haber derramamiento incluso masa craneoencefálica, huellas de piel debido a raspones, entre otras. “Si los mataron ahí, debe haber sangre infiltrada en el suelo y para eliminar esa evidencia debieron haber usado una excavadora para levantar entre tres y cuatro metros de terreno. Esas son huellas de ADN y no era necesario mandar los restos a Austria para su identificación, con el análisis del terreno bastaría”.
En las instalaciones del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades del a UNAM, Montemayor Aldrete agregó que para incinerar 43 cuerpos se hubiese necesitado 33 toneladas de leña de al menos 4 pulgadas de diámetro o 995 neumáticos. En caso de haberse usado estos últimos, dijo, en el lugar debieron quedar toneladas de restos de alambre de acero al carbón, material que representa casi 30 por ciento de los elementos con los que se fabrica una llanta. La conferencia fue organizada por el colegio de académicos de esta dependencia universitaria.
En caso de que las condiciones físicas, químicas y de presión atmosférica y gravitacional hubiesen permitido que la hoguera en verdad haya alcanzado mil 600 grados centígrados, el acero se hubiera fundido, por lo que en el lugar debieron haber aparecido rastros de charcos de acero que hubiesen solidificado al disminuir la temperatura.
El investigador universitario comentó que en el espacio de la barranca no pudieron haberse extendido 43 cuerpos para incinerarlos en piras de cremación como las que se usan en India, país donde aún se usa la cremación de cuerpos al aire libre, pues para ello se necesita una extensión casi 10 veces más grande a la del espacio en el basurero de Cocula donde se dice se incineraron los cuerpos de los normalistas.
De acuerdo con la ley de la termodinámica, los cuerpos no pudieron pulverizarse hasta hacerse cenizas, y menos colocándolos unos sobre otros –como se dice en la versión oficial. “Ni siquiera combinando oxígeno con nitrógeno, con lo que se alcanzaría una energía que llega a los 3 mil grados centígrados, alcanzaríamos a cremar los cuerpos todos juntos. Además, es muy difícil destruir los huesos, por algo tras millones de años sabemos que existieron dinosaurios”.
Tomada de La Jornada
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