El servicio secreto y la embajada acompañaron al hijo de Trump a un viaje de negocios
Cuando el hijo del Presidente de Estados Unidos (EU), Eric Trump, viajó a Uruguay a principios de enero para promocionar la Organización Trump, los contribuyentes estadounidenses pagaron 100 mil dólares por el hospedaje de los trabajadores del servicio secreto y de la embajada quienes viajaron con él, publicó ayer The Washington Post
Eric al igual que su padre, prometió separar a la compañía de las cuestiones gubernamentales. Sin embargo, Eric viajo a Punta del Este, Uruguay, donde se reunió con personas de negoció y asistió a una fiesta que se llevó a acabo en la Trump Tower (Torre Trump) con motivo de su visita.
It's great to visit @TrumpTowerPDE and see the construction progress! The building truly looks amazing! #PuntaDelEste pic.twitter.com/kp1g2lOApQ
— Eric Trump (@EricTrump) January 5, 2017
“En este caso, las agencias gubernamentales se ven obligadas a pagar por operaciones de negocios que en última instancia colaboran con el enriquecimiento del propio Presidente. Aunque los Trump han prometido separar el negocio del gobierno, dependerán más que nunca de la protección financiada con fondos públicos a la primera familia mientras viajan por todo el mundo para promover su marca”, expresó el mencionado medio.
The Washington Post aseguró que se contactó con una representante de Eric Trump, para que el hijo del mandatario estadounidense ofreciera una entrevista al diario, pero la mujer se negó y tampoco respondió las preguntas que le hicieron sobre el viaje.
La visita de Eric Trump a la ciudad turística fue breve (no más de dos noches), la cuenta por las habitaciones de hotel del Servicio Secreto estadounidense ascendió a 88 mil 320 dólares, aseguró el diario.
Leaving Punta Del Este en route home! @TrumpTowerPDE #Uruguay #GreatTrip pic.twitter.com/XU8zP6qtwp
— Eric Trump (@EricTrump) January 5, 2017
Aunado a esto, la Embajada de los Estados Unidos en Montevideo, pagó un adicional de 9 mil 510 dólares para que su personal se hospedara en el hotel con el objetivo de “apoyar” al servicio secreto en la “visita VIP”, según las ordenes de pedido a las que tuvo acceso el diario.
“Este es un ejemplo de cómo se borra la línea entre el interés privado del negocio familiar y el gobierno”, afirmó Kathleen Clark, especialista en ética gubernamental y profesora de derecho en la Universidad de Washington en St. Louis.
Además de que utilizaron recursos públicos, las autoridades estadounidenses no proporcionarán ningún detalle del viaje como la duración de la estadía, el nombre del hotel o el número de habitaciones reservadas.
Las mencionadas habitaciones de hotel se pagaron mediante el Departamento de Estado del país vecino, pero un representante del servicio secreto rechazó hablar con The Washington Post
“Hay un beneficio público en proveer de recursos a la protección del Servicio Secreto, pero, ¿cuál fue el beneficio público del personal del Departamento de Estado que participó en este viaje de negocios a costo del erario? Esto plantea el problema del uso de los recursos públicos para el beneficio privado”, aseguró Clark.
Durante varias décadas, los familiares de los presidentes de EU han sido protegidos por guardaespaldas financiados por el Estado, sobre todo en viajes al extranjero o destinos peligrosos, pero los viajes se hacen por razones públicas y no por negocios o intereses privados.
Lee la investigación completa de The Washington Post aquí
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