La hija de Jacinta reprochó al sistema de justicia mexicano que meta a la cárcel a personas inocentes
La indígena otomí condenó las miles de muertes, desapariciones, persecuciones y detenciones arbitrarias que hay en México
Jacinta Francisco Marcial, mujer indígena que fue juzgada y sentenciada injustamente por el secuestro de seis policías de la extinta Agencia Federal de Investigación (AFI), expresó su inconformidad en una ceremonia realizada en el Museo Nacional de Antropología e Historia.
Ante el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Raúl Cervantes, aseguró que no se siente contenta con la disculpa pública que el Estado mexicano le ofreció hoy por la falsa acusación de la que fue víctima, junto a sus compañeras Teresa González y Alberta Alcántara.
“Estaré contenta cuando esté respetada como mujer y como indígena, mientras no estoy contenta (…) ojalá que con esto, (sirva) para mucha gente, para que ojalá otras personas sean escuchadas y que hagan justicia”, declaró.
La comerciante hñáhñú (otomí) de Querétaro se manifestó a favor de la causa de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, Guerrero, y condenó las miles de muertes, desapariciones, persecuciones y detenciones arbitrarias que se han cometido en México.
Durante la ceremonia, el Estado Mexicano hizo un reconocimiento público de su inocencia y se disculpó con las tres mujeres indígenas.
Estela Hernández, hija de Jacinta, tomó la palabra y expresó el disgusto de las familias afectadas por los años perdidos en el proceso que vivieron las tres mujeres: “no estamos contentas, pero hoy nos chingamos al Estado y no nos queda más que solidarizarnos con otras víctimas”.
La joven maestra reprochó al sistema de justicia mexicano que meta a la cárcel a personas inocentes, mientras los delincuentes de cuello blanco, funcionarios, titulados, ostentan de cargos en el gobierno.
“Jacinta es mi querida madre, es una mujer indígena y ella fue secuestrada legalmente el jueves 3 de agosto de 2006 por hoy agentes ministeriales, fue sentenciada y multada pero liberada gracias del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez organismo no gubernamental el 15 de septiembre de 2009, quizás para simular la independencia de México”, dijo.
Insistió en que no es suficiente la disculpa publica y no basta la reparación de daños para superar el dolor, la tristeza, la preocupación y las lagrimas ocasionadas a la familias.
Fuente: Radio Fórmula
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