Su hijo nació con un lunar gigante en su espalda
Fue diagnosticado por años con neumonía que resultó ser un melanoma irreversible en su pulmón
Izan Adán murió de cáncer a los 8 años de edad en febrero del 2016, luego de que los doctores le diagnosticaron por años gripe, neumonía y hasta anorexia.
Diana, la madre del menor, relató al diario español ABC que su hijo nació con un lunar gigante en el cuerpo y que por años insistió a los médicos que lo revisaran para saber si no era algún tipo de cáncer, pero ellos siempre se limitaron a responderle que estaba loca y que el menor estaría bien.
Sin embargo, la supuesta neumonía que decían los médicos que padecía Adán se trataba de un melanoma irreversible en su pulmón derecho que hizo metástasis en el pecho, cráneo, hígado, riñón, páncreas y huesos.
Debido a la negligencia médica que llevó a la muerte al pequeño, la mujer recibirá 175 mil euros de indemnización por parte de la aseguradora del Servicio Madrileño de Salud, informó El Mundo.
Durante años la mujer acudió al Hospital de Fuenlabrada (Dermatología), el Doce de Octubre (Oncología y Neumología) y La Paz (Plástica), pero ninguno de los especialistas diagnosticó correctamente a su hijo.
Adán nació el 8 de agosto del 2007 con un lunar que ocupaba el 95 por ciento de su espalda y tenía ramificaciones en el pecho.
“Nos dijeron que había que quitárselo poco a poco, que era un organismo como dormido, que escuchaba todo, pero que controlado se podía vivir con él, aunque a veces podía degenerar en un melanoma. Había antecedentes familiares: mi madre había sufrido un melanoma. Nunca me quité de encima ese miedo”, recordó la madre del menor.
Cuando el niño cumplió dos años, una sombra apareció en su pulmón y aunque un año más tarde comenzó a ranquear, los médicos de ninguno de los hospitales ordenaron estudios específicos para el pequeño.
En su corta vida, Adán fue operado hasta ocho veces para remover el lunar gigante.
En febrero de 2015, cinco años después de los primeros síntomas, fue diagnosticado con neumonía, se le dieron antibióticos y la fiebre desapareció, pero las imágenes en el lóbulo inferior izquierdo de su pulmón no.
“Ahí yo ya les decía que mi hijo tenía cáncer, que no podía ser otra cosa, pero sólo conseguía parecer una madre loca. A ese mismo neumólogo le llevé el expediente de la enfermedad base de mi hijo, y ese fue el que me dijo, muy tranquilo, que los niños no tienen cáncer, que no me preocupara o de lo contrario el cáncer se lo causaría yo”, recordó la mujer.
En julio del 2015, cuando Adán comenzó a perder peso, con dolor abdominal y fiebre, fue que los doctores ordenaron realizarle un TAC, el cual reveló que una gran masa cubría la totalidad del lóbulo izquierdo de su pulmón y por lo tanto ya no había nada que hacer por el niño y fue tratado los últimos meses con cuidados paliativos hasta su muerte.
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