La vida del niño cambió radicalmente gracias a estos nuevos anteojos.
Criscent Bwambale vive con su abuela en una casa de barro rodeada por plantaciones de cacao en Uganda y sus condiciones no eran la mejores.
En enero pasado, la familia fue invitada por un equipo médico, apoyado por la organización de caridad Sightsavers (“Salvadores de visión”), para que presentaran a sus hijos a un examen de vista y el pequeño tuviera la oportunidad de una mejor vida.
El menor nació con cataratas y sólo era capaz de distinguir vagas zonas de luz y oscuridad.
Tras la revisión de los doctores, Criscent se sometió a una doble operación en un hospital de Mbarara, al oeste del país.
Luego de la operación, el niño debe usar unos lentes especiales con los que su vida ha cambiado y ahora su familia le ayuda a conocer las cosas.
Incluso ya fue a la escuela, donde conoció cómo son las letras.
Fuente: BBC
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