Tiene 12 años y concluyó satisfactoriamente el nivel preuniversitario de medicina
A su corta edad habla inglés, alemán y español
Maité Pazmiño es una niña superdotada de 12 años de edad, originaria de Guayaquil, Ecuador, que concluyó el nivel preuniversitario de medicina y desea ingresar a la Facultad a pesar de que no ha terminado la escuela primaria.
Gracias al doctor José Barberán, la menor pudo estudiar en la Universidad Espíritu Santo de Guayaquil, pero ahora el Ministerio de Educación de Ecuador debe resolver su caso.
“Yo ni sabía que tenía 12 años. Cuando la vi con su mamá pensé que era la madre la que venía a estudiar medicina”, declaró Barberán en una entrevista con Efe.
Desde los cuatro años, Maité fue diagnosticada con sus dotes de inteligencia, pues a su corta edad ya sabía leer y escribir.
Obtuvo un porcentaje del 99 por ciento en las pruebas Raven de medición de razonamiento no verbal, y 144 puntos (donde el promedio es de 90 a 109) en el psicométrico de Wechsler, que evalúa la comprensión verbal, el razonamiento perceptivo, la memoria y la velocidad de procesamiento, según la publicación de Noticieros Televisa.
“Una profesora de su escuela nos dijo que debía hacerse los exámenes. Nosotros no nos habíamos dado cuenta porque es nuestra primera hija”, declaró Gabriela Minuche, madre de la niña, quien ha pasado los últimos dos meses acompañando a su hija al aula universitaria.
El padre de la menor tiene 46 años, es gerente de una empresa de cacao y tiene otros tres hijos de 7, 5 y 2 años, todos ellos con altas capacidades.
La pequeña Maité habla inglés, alemán y español, estudia en el colegio Humboldt de Guayaquil, una institución que, dice que ya quiere dejar porque le aburre.
Cuando entró al curso de medicina preuniversitaria fue porque envió un correo electrónico al doctor Barberán, sin revelarle su edad para no ser descalificada.
En la cita le entregó los certificados de dos cursos online que había hecho en la Universidad de Australia y Harvard, y le pidió que la admitiera pese a su corta edad.
“Hace dos años que estaba pidiendo venir, pero la frené porque me parecía muy chiquita”, recordó la madre de aquella reunión, y defiende la voluntad de su hija de no regresar a la escuela porque, después de este preuniversitario, “ya ha probado los conocimientos como para seguir su carrera”.
“De pequeña cuando estaba en la guardería quería ser paleontóloga, pero me empezó a interesar la medicina y ahora estoy segura de que es lo que quiero estudiar”, reveló Maité, quien pese a la diferencia de edad suele estudiar con sus compañeros de curso, 7 u 8 años mayores que ella.
Además de las ciencias, a Maité le gusta actuar y los fines de semana enseña a sus hermanos menores a dibujar. Y si bien su caso no es el único en el país, lo cierto es que el aparato educativo ecuatoriano no está preparado para dar una respuesta a padres con niños con habilidades diferentes.
“Este tipo de talento existe en Ecuador con bastante frecuencia. Lamentablemente, no se los identifica a tiempo o no se les da el apoyo para poder desarrollarse”, señala Barberán, quien no obstante preferiría que Maité terminara su bachiller antes de aceptarla como estudiante de su facultad.
El Ministerio de Educación analizará la petición de Maité, para decidir si la exime de la etapa escolar o la obliga a terminar la escuela.
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