Originario de Jalisco, Eduardo Rodríguez Zaragoza, de 40 años, falleció el pasado 26 de febrero en el penal de esta ciudad, debido a un cáncer que las autoridades penitenciarias le trataban con enjuague bucal.
Su historia está ligada a la de otros 29 presos jaliscienses procesados en Querétaro, acusados todos de disparar la misma arma que le quitó la vida al ejidatario Heriberto Salinas Galván, lo que sus familiares han insistido, es materialmente imposible.
El caso de Eduardo es el más lamentable de todos, debido a que en noviembre le fue detectada una lesión en el paladar, misma que en el Centro de Reinserción Social (Cereso) le trataban con enjuague bucal y finalmente resultó ser un cáncer que le causó la muerte.
Precisamente ante el deterioro de su salud y la indiferencia de las autoridades para trasladarlo a un hospital, su madre, Eustolia Zaragoza Bernardo, presentó el 24 de enero pasado, una queja en la Defensoría de los Derechos Humanos (DDH).
“Sentimos mucho coraje porque (las autoridades de Querétaro) nunca hicieron nada por él, les pedimos ayuda para que lo dejaran en libertad; les pedíamos que lo curaran, no hicieron caso”, lamentó su hermana Juana.
El propio titular de la Defensoría de Derechos Humanos, Miguel Nava Alvarado, dijo que Eduardo le confirmó que en el Cereso de San José El Alto lo atendían con enjuagues bucales, reportó el semanario local Libertad de Palabra en su edición de esta semana.
“Esto le vino a él en noviembre, yo estuve con él en el Hospital General, y él me dice que más o menos en noviembre se le encontró un orificio en el paladar, se empezó a sentir mal, y le dieron enjuagues bucales y varias cosas para otro tipo de infección” relató Nava.
Y es que tras la queja de la señora Eustolia, el personal de la Defensoría de los Derechos Humanos acudió a visitar a Eduardo Rodríguez la madrugada del 25 de enero y solicitó la intervención de un médico, mismo que les fue negado por la Secretaría de Salud.
“Ese mismo día ingresamos al penal, la Secretaría de Salud no quiso proporcionar un médico porque decía que no tenía. Se me hace increíble que el Sistema de Salud no tenga”, señaló el defensor de los derechos humanos.
Después de la queja, el 24 de enero, Eduardo ingresó al Hospital General de Querétaro a finales de ese mes y murió un mes después, el 26 de febrero, debido a “lo agresivo del cáncer”.
De acuerdo con un escueto comunicado de la Secretaría de Gobierno de Querétaro, que encabeza Jorge López Portillo Tostado, Eduardo sí recibió, en todo momento, atención y vigilancia del personal médico.
Los presos de Jalisco
El fallecimiento de Eduardo indignó todavía más a familiares de los 29 jaliscienses procesados en Querétaro, quienes fueron traídos a esta entidad, contratados de manera improvisada como elementos de seguridad para resguardar la barda de un predio en conflicto.
Según familiares de los presos, en su mayoría albañiles y gente de escasos recursos, los ahora reclusos ni siquiera sabían disparar un arma, pese a que todos dieron positivo en las pruebas que les practicaron en la Procuraduría de Querétaro.
Tomada de Proceso
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