En el pueblo aún sobreviven 20 familias, quienes viven entre los escombros de lo que fueran sus casas
El derrumbe del pueblo sucedió después de que el gobernador del estado autorizara la demolición con el pretexto de que el lugar corría riesgo, ya que se encontraba en una falla geológica
El pueblo de Salaverna está ubicado en el municipio de Mazapil, en Zacatecas, y en él viven 20 familias en un territorio de 4 mil 650 hectáreas. Anteriormente había más personas en el lugar, al menos unas 40 familias, quienes desde el pasado diciembre están luchando para evitar que el pueblo desaparezca.
El problema comenzó cuando el gobernador estatal, Alejandro Tello Cristerna, autorizó a la empresa minera Frisco-Tayahua, propiedad de Carlos Slim, que comenzara a trabajar en la zona.
Para documentar el daño que la empresa del mexicano más rico del mundo ha hecho en Salaverna, el periodista Jesús Peña y el fotógrafo Luis Castrejón hicieron un recorrido por la zona afectada.
“Esto que ves aquí era la escuela, era. Aquel era el molino, era. Esto era la agencia municipal, con su juzgadito y todo, era. Aquella la plaza principal y su fuentecita, eran. Esa montaña de piedras era la iglesia, era. Aquellas ruinas que ves allá eran casas, las casas de los pobladores”, narra Roberto, un anciano que aún vive en el pueblo.
“Mira ahí se ven las rodadas de la máquina. Llegaron y tumbaron todo”, dice Roberto.
“Ya es mucho que un Gobernador ordene que se haga esto. Ya no está actuando como administrador del pueblo, sino como administrador del capital. Es lo peor que le puede pasar a un país: tener gobernantes que estén dominados por los capitalistas“, acusa el hombre.
El pueblo ha sido enterrado bajo sus propios restos, los restos de una vida que se aferra a no ser extinguida, como lo demuestran las 20 familias que aún habitan ahí.
Los pobladores acompañan a los periodistas durante su recorrido, a quienes les explican qué había en las zonas donde ahora sólo quedan escombros, iglesias, escuelas, casas, que en algún momento fueron el centro de reunión de los pobladores.
“¿Crees que no nos va a doler? Esto es lo que han hecho con nosotros”, critica otro de los habitantes.
Al momento del derrumbe, en el lugar se presentaron 60 policías estatales y ministeriales, varios funcionarios de Protección Civil y dos bulldozer (máquinas excavadoras), quienes tumbaron todo lo que estaba a su paso un día antes de navidad.
El pretexto con el cual fueron desalojados, fue en 2010, cuando la minera propiedad de Carlos Slim les aseguró a los pobladores que el pueblo estaba ubicado sobre una falla geológica, por lo que corrían el riesgo de que al pueblo se lo tragara la tierra, ahora, seis años después, la única catástrofe que ha ocurrido es la demolición de las casas a mano de trabajadores y no de la naturaleza.
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