De risa loca que los representantes de las empresas privadas de radiodifusión anden por ahí presionando a los senadores para que no aprueben la posibilidad de que los medios públicos comercialicen parte de sus contenidos, argumentando que se corre riesgo de perder empleos si baja su inversión publicitaria y porque dizque eso significaría una competencia desleal pues además de recibir dinero de los anunciantes se seguiría recibiendo presupuesto de papá gobierno.
De risa loca porque con ello evidencian dos cosas: el miedo que nos tienen y su triste desconocimiento de cómo operamos los medios públicos.
Para empezar no deben temer competencia desleal. A ningún medio público del país nos interesa tocar hasta el cansancio los éxitos de Shakira y Paty Cantú, mucho menos los de La Arrolladora o La Banda Machos, como ustedes lo hacen a cambio de, ahí sí un doble financiamiento. Así que tranquis, ustedes, sus audiencias y su payola no corren ningún peligro.
No, acá lo que nos interesa son los contenidos y formatos creativos a los que ustedes abandonaron por considerar que no son rentables o por creer que el público es idiota y se traga lo que le dan sin respingar. En ese sentido sí somos competencia, pero tampoco tienen que temer. Somos competencia porque captamos a un público harto de las mismas formulitas y ustedes lo que quieren hacer con esta reforma es sólo pensar en el presente, buscan que el pastel que tienen en las manos no se toque, sin darse cuenta que hace mucho comenzó a desmoronarse, entre otras cosas por el asenso de internet. Pero esa es otra historia.
Volvamos al tema: los Radiodifusores comerciales exhiben um desconocimiento de miedo sobre cómo operamos. Vivimos sí, de lo que nos da el gobierno, pero no contamos con un presupuesto irreductible o fijo. La mayoría de los medios públicos estamos a expensas de los caprichos de los funcionarios que encabezan las instancias de las que dependemos, a la mayoría de los cuáles les valemos un comino partido a la mitad. Si bien nos va, nos dan apenas para cubrir la nómina: lo mismo que el año pasado y si acaso un aumentito pinche equivalente a la inflación estimada. Esto ha hecho que la mayoría de los medios públicos operen con equipo viejo y obsoleto como compus de 10 años o más. Así que no, no hay ninguna gloria que se vaya a duplicar si nos permiten comercializar, apenas servirá para paliar un poco las condiciones paupérrimas en las que trabajamos.
También han dicho que les preocupa que nos usen para lavar dinero. Algo han de saber. Para sanjar todas estas dudas, los Senadores tienen la posibilidad de ponernos candados como que nos permitan comercializar con la condición de que todo lo que se facture se reinvierta en la estación y tengamos la obligación de comprobarlo sin que nadie nos lo pida a través de una página de internet. Y dos: que nos pongan un porcentaje máximo de comercialización que de paso permita que no ofendamos a la audiencia como ellos con media hora de comerciales por cada canción.
Así de sencillo. Ojala que no tengamos que conformar nuestra propia telebancada para hacer esto posible.
*Esta columna refleja sólo el punto de vista de su autor
POR: Ricardo Salazar
@salazargdl
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