Por andarnos clavando en eso de #ElGobiernoQueMerecemos, cegados por el odio a un sistema y al presidente jodidos que tenemos, hemos pasado por alto lo verdaderamente importante del discurso de 30 segundos que nos recetó el nuevo héroe nacional, Alejandro González Iñárritu, en la entrega del Oscar del pasado domingo, y es la realidad dura y triste que viven día con día millones de mexicanos o hijos de mexicanos sin documentos que acrediten su estancia legal en Estados Unidos.
El asunto no es menor. De acuerdo con cifras del US Census Bureu en Estados Unidos hay 11.5 millones de inmigrantes no autorizados, de los cuales casi 7 millones nacieron en México. Para ponerlo en claro, ese número de Mexicanos equivale al mismo número de habitantes en estados muy poblados de nuestro país como Jalisco, y es la suma de la población total de Baja California, Colima, Campeche, Nayarit, Tlaxcala, Aguascalientes y Quintana Roo juntos. Imaginen eso. Tenemos en EU al mismo número de gente que hoy habita 7 estados de la República.
De esos que viven en “el otro lado”, el 53% son varones y 47% mujeres y la gran mayoría están en edad de merecer, digo, de trabajar: el 70% forman parte de la Población Económicamente Activa. Es decir, es gente que se fue a chambear y que alimenta y mueve parte de la economía gringa y la mexicana, pues envían un montón de dólares a sus familiares que ya juntitos sumaron el año pasado la cantidad de 26 mil 600 millones de dólares, apenas 2 mil millones menos de lo que recibió el país por exportación de petróleo.
El problema es que pesa contra ellos el yugo de una política migratoria que busca devolverlos pá su tierra, y en muchos casos, lo está logrando. En los dos periodos de Bill Clinton en la Casa Blanca hubo 188 mil deportaciones; en los de George W. Bush casi 360 mil y en lo que va de los de Obama ya suman casi 450 mil.
Pero esas cifras no sirven de nada si no les ponemos rostro humano. La bronca es que muchos de ellos ya se habían emparentado con gringos o con mexicanas o mexicanos que ya nacieron allá. Según el mismo Buró del Censo hay un 76% de parejas en las cuales uno de los cónyuges es no ciudadano y hay hasta un 34% de sus hijos que no son ciudadanos estadounidenses, esto es que en cualquier momento los pueden chispar de retache y separar gachamente a la familia.
A esos padres que se quedan sin sus hijos porque la migra los sacó del país y a esos hijos que se quedan sin padres, tíos o abuelos, porque los mandaron de regreso a México, a esas parejas partidas a la mitad porque uno de ellos no era ciudadano gringo se refería González Iñarritú cuando mencionó “a la generación de inmigrantes que están viviendo en este país, para que puedan ser tratados con el mismo respeto y dignidad que la gente que llegó antes”, pero decidimos ignorarlo.
Nos dejamos llevar por el ruido del chiste de Sean Penn –nos importó más la Green Card de Iñárritu que la de los otros 7 millones-; nos dejamos llevar por el madrazo a Enrique Peña Nieto por no ser el gobierno que merecemos nosotros los de aquí, en lugar de volver a meter el tema de la legalización de los connacionales y la mejora de sus condiciones en Estados Unidos en la agenda nacional.
Aunque les seguimos mamando los dólares, ellos están borrados para el actual gobierno y eso es algo que no debemos permitir. Ese era el llamado de Iñárritu, pero para variar nos quedamos cómodamente en la superficie y en lugar de estar haciendo eco hoy de ese reclamo y exigiendo a Obama y a Peña que le entren al asunto, andamos trepados en el tren del mame elucubrando cómo es el gobierno que sí merecemos. Chale y recontrachale.
A destacar:
1.- La spotiza funciona. Encuestas recientes de preferencia del voto colocan como cuarta y quinta fuerza electoral en Jalisco al Partido Verde y a Nueva Alianza, por arriba del PRD, Morena y el resto de la chiquillada. #Plop #TrágameTierra
Esta columna sólo refleja la opinión de su autor.
Escrita por: Ricardo Salazar.
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