El Domingo MVS anunciaba el despido de Carmen Aristegui y ese mismo día tenía lugar una serie de protestas de gran magnitud en Brasil. Unas 2 millones de personas en 10 ciudades marcharon en contra de la corrupción, y como la vida es canija, esto nos mostró que en México no estamos haciendo lo suficiente a nivel social, para combatir esta lacra y exigir su castigo.
Es curioso. Estamos requeteindignados porque sacan del aire a una periodista y hemos juntado chingomilfirmas y también organizado manifestaciones virtuales y físicas para repudiar lo que asumimos es una acto de censura contra una información que puede constituir un crimen cometido por nuestro gobierno, pero hemos sido incapaces de hacer lo mismo y tomar las calles para exigir destitución y cárcel para los corruptos que cometieron ese crimen, o los que los han cometido en el pasado. Es decir, queremos hacer todo lo posible porque el mensajero se mantenga fuerte, vigente y al aire, pero no estamos haciendo nada con la información que ese mensajero nos da. Porque refunfuñar con el vecino o en el Face no es hacer algo, ¿eh?
Lo fuerte de todo esto es que justo con esa actitud pasiva, indiferente, aunque presuntamente rabiosa, se la estamos dejando bien barata al gobierno.
Las marchas de repudio anti PRI y anti Peña han sumado toda serie de reclamos, pero no han sido exclusivas por los casos de corrupción, y, seamos honestos, tampoco han sido lo suficientemente numerosas como para que pinten y por ello preocupen al gobierno. ¿Cuántas personas, en suma, les gusta que hayan participado en esas marchas en todo el país?, ¿500 mil?. Y ¿cuántos somos? 118 millones de mexicanos, ergo, ni el 0.5% ha estado en las calles. Hasta el Partido Verde es más “representativo” que eso, caray.
Por eso nos dan atole con el dedo y ante la presión social nos recetan válvulas de escape a las que, si bien no damos del todo por buenas, les damos el beneficio de la duda, aunque ya sabemos que se trata de una patraña. Como eso de nombrar a un chalán para que los investigue a ellos Y eso es lo que deberíamos estar revisando en este momento. Para qué queremos medios libres, independientes, críticos, etcétera, si poco hacemos con la información que nos dan. Si bien es cierto que hay una interesante red de redes de resistencias que han metido en broncas algunos proyectos gubernamentales y que cada vez hay más gente que está dispuesta a plantarle cara al gobierno y decirle que no, que así no, los esfuerzos siguen siendo, lamentablemente aislados.
Hemos optado por la risa fácil y la indignación líquida. A lo más que llegamos es a burlarnos con decenas de memes del inglés del presidente o de sus trajecitos de chambelán en Londres y repetirnos como mantra que es un pendejo, o encabronarnos porque la que nos dijo plebe usó ropa carichima, hasta que un nuevo escándalo o chistecito haga que se nos olvide el anterior. En lugar de articular una estrategia, una agenda, un decálogo mínimo de cosas que el gobierno debe hacer para castigar la corrupción.
En Brasil se cansaron y se encontró que una lana que recibía el tesorero del partido gobernante podía ser contada como un soborno, y como respuesta a las protestas, ese tipo, aunque forma parte del partido de la presidenta y era funcionario en activo, fue detenido este lunes.
Aquí, hoy eso podía pasar con el p Secre de Hacienda que recibe casas a precio y condiciones muy cómodas a cambio de contratos, y contra eso no hemos hecho nada. No hemos expresado nuestro repudio colectivo, masivo al señor y la señora que se hicieron de las casas en esas condiciones sospechosas. No hay un plantón permanente, una marcha siquiera, a sus oficinas o a sus casas, ni ninguna otra movilización que haga que vayan a la cárcel o que mínimo dejen su cargo.
Nadie ha hecho nada tampoco contra el señor constructor, ni sus obras millonarias, nadie ha intentado frenarlas, aunque sea con una toma simbólica. A nadie se le ha ocurrido tomar el Zócalo o las plazas de las ciudades más importantes del país por eso. Nada. Sólo memes y mentadas en redes sociales o con el vecino. Y eso, neta, neta, no sirve de mucho.
Vaya que somos un pueblo raro. Queremos caudillos, queremos líderes mesiánicos para sentirnos reconfortados con su palabra, al fin que nos defienden, al fin que ellos denuncian, pero no para seguirlos.
Nosotros, como pueblo, no estamos dispuestos a hacer nada, adoptamos una posición individualista y pasiva, asumiendo que nada va a cambiar, que resulta muy cómoda para quienes nos tienen de los huevos a 36 pesos. Y así poco importa que haya, una o mil 200 Aristeguis. Mientras prefiramos tener gente que nos diga que algo está mal, en lugar de hacer algo para cambiarlo seguiremos igual o peor de jodidos.
A destacar
1.- Sostengo que tocar los bolsillos, como están haciendo peligrosamente desde el gobierno, puede ser la clave del masivo “ya no más”.
2.- Moría de ganas de ver un verdadero debate de altura entre Lagrimita y la conductora de Televisa Beatriz García de la Cadena en el cabildo de Guadalajara. Ni modo, eso no se verá.
* Esta columna sólo refleja la opinión de su autor.
Por: Ricardo Salazar.
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