En Jalisco está sucediendo algo histórico y muy pocos lo están registrando. La Iglesia Católica pasó en apenas unos años de ser la máxima promotora del odio contra gays y lesbianas a ser una institución conciliadora que hasta es capaz de ofrecer una disculpa, aunque a regañadientes, pero disculpa al fin.
Todo comenzó en octubre de 2013 cuando en el marco de la discusión de la Ley de Libre Convivencia en Jalisco -que legalizaría por primera vez las uniones homosexuales en el estado-, El Semanario, la publicación del Arzobispado de Guadalajara, publicó un artículo donde consideraba que dicha ley era innecesaria pues “busca resolver la inestabilidad emocional que tiene el sector poblacional con atracción hacia el mismo sexo”, lo que, naturalmente enojó a parejas de homosexuales, pues no es nada bonito que alguien se refiera a ti, como emocionalmente inestable.
Por ese motivo, Luis Guzmán, abogado y activista de CODISE AC, promovió un recurso ante el Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación – CONAPRED- en contra del Arzobispado de Guadalajara, recurso al que se le dio entrada en octubre de 2014 –así de rápida es la burocracia- y cuya resolución se supo hace una semana, hoy en marzo de 2015.
CONAPRED exigió al Arzobispado de Guadalajara que se disculpara públicamente y la máxima jerarquía católica en la entidad respondió que simón, pues previamente había aceptado conciliar en lugar de ir a un proceso que terminará en un señalamiento público en su contra por discriminación.
Y la disculpa vino el domingo.En su página 13, El Semanario daba cuenta de que estaba obligado a disculparse en apenas unas líneas. Aunque los curitas editores se vieron mañosillos, pues disfrazaron el asunto de nota en la que ofrecían una, cito: “explicación/dispensa por una publicación, presunta como discriminatoria para esta comunidad”. Y ya. Esa fue su disculpa.
Lo que viene después es, en efecto, una explicación en la que aseguran que desde 1975 ellos son bien buena ondita, pues en sus postulados rectores internos se establece que los homosexuales son humanos y deben ser tratados con comprensión para que –y aquí es donde la pueca tuerce el rabo- superen sus dificultades. Luego dice que en otro documento que data de 1986 se establece que “Es de deplorar con firmeza que las personas homosexuales hayan sido y sean todavía objeto de expresiones malévolas y de acciones violentas. Tales comportamientos merecen la condena de los Pastores de la Iglesia, dondequiera que se verifiquen”. Lindo de veras, pero no se ha visto por ninguna parte que lo hagan.
Ya luego, dicen que su lucha no es contra los homosexuales y salen con su jalada de que los gays estamos en realidad poseídos por las fuerzas del mal del “Príncipe de las Tinieblas” (así con mayúscula)… “que buscan vestirse o desvestirse de lo que sea, y que se aprovechan y desprestigian, humanamente hablando, a las personas con estas tendencias”, ¡Ooh pues!, ¿pos no que se estaban disculpando?
En fin, aún con esas ambigüedades esto es más de lo que la sacrosanta madre iglesia era capaz de dar a la comunidad LGBTTI hace apenas unos años. Algo como esto era impensable, por ejemplo, con el Cardenal Juan Sandoval Íñiguez quién tomó como una cruzada personal la batalla en contra de las libertades como el derecho de la mujer a decidir y el derecho de los homosexuales a formar familia e incitó a la grey católica al odio, puso abogados y llevó al DF ante la Suprema Corte vía su acólito Emilio González, e influyó para que a los políticos de Jalisco les hiciera futis aprobar el matrimonio aquí, con todas sus letras, derechos y obligaciones.
Aunque en realidad a la Iglesia tiene aún mucho que aprender en materia de derechos humanos –en alguna parte del texto dicen que no son absolutos- hay que reconocer que el nuevo cardenal José Francisco Robles Ortega y el Papa Francisco I están leyendo mejor la realidad que sus antecesores y por ello le bajan la espuma a su chocolate y con ello contribuyen al anhelado escenario de igualdad y respeto que una sociedad como la nuestra exige y merece.
A destacar
1.- Se nota que hay división en la iglesia. Apenas a unos días de la disculpa del Semanario, Juan Sandoval hizo público un vídeo donde despotricaba contra lo que él llama un complot internacional para acabar con la familia, según el cual los gringos nos pegaron lo gay vía la ONU.
* Esta columna sólo refleja la opinión de su autor.
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